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sábado, 10 de mayo de 2014

EL TRISTE ZOOLÓGICO DE MEDELLÍN


Por ADRIANA COOPER | Publicado el 10 de mayo de 2014
Ser optimista y querer creer lo que otros dicen, a veces tiene sus riesgos. Hace unos días le pregunté a un par de amigos si me recomendaban ir al zoológico: "Sí, ha mejorado mucho, por qué no vas". Aunque algunas almas llegan a los sitios buscando un recuerdo, no fue mi caso. Fui hasta allí para salir de la burbuja de calles en la que nos movemos y conocer mejor esta ciudad a la que volví por amor resoluto.

Durante nuestra visita vimos al tigre, al león y al oso durmiendo en celdas pequeñas. Un avestruz tenía partes de su cuerpo sin plumas y los hipopótamos nadaban en un espacio reducido. En un sendero leí un anuncio que invitaba a los visitantes a celebrar allí sus alegrías. Me pregunté si para pagar las cuentas de este lugar, los animales que viven ahí tienen que soportar las canciones de reguetón o a los borrachos en las noches de boda. 

Junto a mí caminaban dos turistas extranjeros que no tomaron ni una sola foto y cuando vi un lago de color verde dudoso, supe que había llegado la hora de irnos. La sensación de pesar aumentó cuando fugazmente recordé las visitas a otros zoológicos del mundo.

Este hogar de animales del barrio Guayabal pertenece a la Sociedad de Mejoras Públicas, una entidad privada a quien la señora Mercedes Sierra de Pérez donó la Hacienda Santa Fe. Luego se convirtió en el sitio que hoy conocemos. Aunque ha mejorado un poco desde 1960, no es suficiente.

Sandra Correa, su directora y quien lleva un año en el cargo, es experta en el tema. En conversación con ella, dijo que el zoológico está en transición y trabaja con la Universidad Nacional en un plan maestro para la construcción de un bioparque. En él no habrá especies de gran tamaño, los animales se reproducirán, agruparán por regiones y tendrán condiciones diferentes. Cuenta que trabajan sin descanso y el sostenimiento cuesta más de 2.000 millones de pesos anuales. Viven del dinero que dejan las visitas y presentarán ese plan a la empresa privada para buscar su apoyo.

Álvaro Múnera, concejal y conocido defensor de los animales, me contó que hace unos años y junto al Área Metropolitana que pertenece a la Alcaldía, trabajó para ofrecer a la Sociedad de Mejoras Públicas -dueña del zoológico- un aporte de 6.000 millones de pesos para la realización de ese bioparque. Sin embargo no fue posible llegar a un acuerdo con la junta de ese entonces para que la inversión pública se realizara en un organismo privado como ese. Resalta la voluntad de la junta nueva y agrega que ningún zoológico del mundo debería existir y menos en una ciudad como esta que quiere tanto los animales.

Ojalá el plan maestro avance y la Sociedad de Mejoras Públicas trabaje con rapidez y sin vicios burocráticos. El escritor canadiense Yann Martel habla en su libro "The Life of Pi" sobre lo difícil que son las actividades relacionadas con el movimiento de animales. Palabras más, palabras menos, dice que en el mundo de los zoológicos, el papeleo necesario para mover un elefante puede ser más grande que una ballena, el más pesado de los mamíferos. Y eso ya dice mucho.

fuente: elcolombiano.com

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