Un estadounidense, que fue abandonado por su madre cuando tenía unos seis años, se reencontró con ella luego de 20 años nada menos que en una tribu amazónica.
David Good, de 26 años, es oriundo de Filadelfia, Estados Unidos, odiaba a su madre por haberlo dejado. No sabía quién era y de dónde venía, hasta que vio su foto en una exposición tribal durante el viaje de estudios de su escuela al Museo de Historia Natural. Entonces, viajó al Amazonas y aunque creció en Estados Unidos, ahora adoptó la cultura de su madre como si fuera la suya propia.
Cuando David Good era pequeño y sus amigos le preguntaban dónde estaba su madre, él siempre contestaba que había muerto en un accidente automovilístico, publica el medio 'New York Post' en un extenso reportaje dedicado a una emotiva y triste historia que empezó en la selva amazónica venezolana en 1975.
Su padre, Ken, no lo entendía y le preguntaba: "¿Por qué no les dices que tu madre es venezolana y que tus padres están divorciados?".
Pero la historia de la madre de David —quién era, de dónde venía y por qué se fue— era tan complicada y dolorosa para el chico que no se atrevía a hablar de ello. "No quería que mis amigos supieran que mi madre era una mujer que anda por la selva desnuda y come tarántulas", explica David actualmente, y añade "No quería que supieran que soy mestizo. Y fue mi venganza, porque yo estaba enojado porque ella me había abandonado. Así que solo quería seguir contando la historia de que estaba muerta".
La madre de David, Yarima, pertenece a la tribu yanomami de Venezuela. Nació y se crio en la selva, en una aldea remota a la que casi nunca llegaba ningún forastero. Su edad se desconoce, y ella contesta que tiene "muchos" años. En la aldea no tienen electricidad, agua corriente, calles asfaltadas ni un lenguaje escrito. No hay mercados, monedas ni medicina. Tampoco tienen ninguna palabra para decir 'amor'.
El padre de David, Kenneth Good, era un estudiante de antropología de la Universidad de Pensilvania que bajo la tutela del eminente científico Napoleon Chagnon (quien en sus estudios describe a los yanomami como una tribu de guerreros sedientos de sangre), hizo su primer viaje a la Amazonia en 1975 y se instaló en una pequeña choza a corta distancia del poblado de Hasupuweteri.
Good decidió acercarse a la cultura de los yanomamis: se instaló en el 'shapono', la vivienda colectiva típica de la comunidad, observó tantos rituales como pudo, acompañó a los miembros de la tribu en caminatas y cacerías. Un día, en 1978, el jefe de Hasupuweteri le hizo a Good una propuesta. "He estado pensando que deberías tener una esposa. No es bueno que vivas solo", escribió Kenneth Good en sus memorias publicadas en 1991. El jefe tribal le dijo: "Toma a Yarima. Te va a gustar". Yarima era la hermana del jefe, pero era una niña de no más de 12 años. Good tenía 36.
En 1991, Kenneth -quien por razones de trabajo pasaba poco tiempo con su familia, que en aquel momento incluía a su hija Vanessa y al bebé David-, regresó a la Amazonia para filmar un documental. Una vez en su tierra natal, Yarima dijo a Kenneth no iba a volver a Estados Unidos. Y aceptó que los niños se los llevara el padre.
Así pasaron dos décadas, durante las cuales David no vio a su madre hasta que en 2011 sintió que tenía que ir a buscarla. La encontró ese mismo año y se reunió con sus otros hermanos. Ahora, tras varios años y varias visitas a su tierra natal, el joven de 28 años dice: "Yo quiero ser un yanomami, quiero caminar por la selva junto con ellos".
El 24 de mayo de 2014, David partió en su primer viaje oficial a la tierra de los yanomamis, como representante de una organización llamada The Good Project, que tiene como objetivo ayudar a comunidades indígenas a adaptarse a la economía de mercado, un proceso que considera inevitable.
David realizó el viaje con cuatro estudiantes para enfocarse a ayudar a dos tribus: los cabecar y los yanomamis. Su misión no es nada fácil, ya que tendrán que conseguir que poblaciones muy remotas reciban artículos básicos como ropa y medicinas.
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