Ocurrió en Entre Ríos. El usuario de Facebook Julio Helguera subió a su perfil tres fotos, donde aparece un puma, una niña y el mismo con una escopeta, y escribió: “dicen que los pumas son malos. jaja con la 12.70 se amanso..”. Está fechado el 20 de marzo, y 12.70 es el calibre del arma. Según los datos publicados en su página, vive en Colón, Entre Ríos.
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domingo, 5 de abril de 2015
domingo, 29 de marzo de 2015
Redescubren en China a un mamífero que llevaba 20 años sin ser fotografiado
El pika ili es un pequeño animal emparentado con conejos y liebres. Fue captado por un fotógrafo en las montañas de Tianshan del noroeste del país y la revista 'National Geographic' ha mostrado las imágenes. Sólo se conoce desde 1983 y apenas se han visto unas decenas de ejemplares, ya que vive en altitudes superiores a los 2.800 metros.
20MINUTOS. 28.03.2015 - El pika ili (Ochotona iliensis) es un pequeño mamífero, endémico de las monatañas Tienshan, en el noroeste de China, que fue descubierto en 1985. Desde entonces, no se le había podido fotografiar hasta ahora. La revista National Geographic ha mostrado unas imágenes que fueron captadas este verano.
El pika ili, emparentado con los conejos y las liebres, fue descubierto casi por casualidad en 1983 por un científico llamado Weidong Li. En 1985 pudo atrapar a algunos ejemplares y estudiarlos, de modo que quedaron clasificados como una nueva especie. Pero desde los años 90, no se les había vuelto a ver.
Este animal vive en altitudes de entre 2.800 y 4.100 metros y se alimentan de hierbas y plantas de montaña. Debido a ello, apenas se han visto 29 ejemplares vivos desde su descubrimiento, hasta que el pasado verano, Weidong Li regresó a las montañas Tienshan y tuvo su premio. Li estaba preparando unas cámaras trampa, cuando un pika ili emergió de un hueco en una pared, de modo que el científico pudo fotografiarlo.
China tiene como objetivo preservar esta especie, de la que en 1990 se hizo un censo que reveló que sólo quedaban 2.000 ejemplares.
jueves, 26 de marzo de 2015
Capturan a cocodrilo que tomaba el sol en una playa de Esmeraldas
MANUEL TORO - Esmeraldas
José M., y Martha C. llegaron hasta el balneario de Las Palmas para disfrutar de una tarde de playa el pasado martes. Caminaron a orillas del mar con dirección a las instalaciones del Terminal Petrolero de Balao, cuando divisaron una extraña figura tendida en la arena.
Pensaron que se trataba del cuerpo de alguna persona ahogada, pero se llevaron un gran susto cuando se dieron cuenta de que se trataba de un cocodrilo tomando el sol en la playa.
Otros bañistas que a esa hora se encontraban allí también se asustaron, por lo que llamaron al ECU 911 para pedir auxilio y enseguida una unidad del Cuerpo de Bomberos llegó al lugar.
“Era un cocodrilo grande, medía más de un metro, con los compañeros que acudimos al auxilio lo sujetamos, le amarramos la trompa para evitar que nos muerda y lo sacamos del lugar para llevarlo y entregarlo al Ministerio del Ambiente”, dijo David Bustamante, uno de los bomberos que actuó en el operativo.
A las 16:30, el cocodrilo se encontraba en el balde de la camioneta de ataque rápido de los bomberos, mientras que decenas de asustados bañistas comentaban lo ocurrido. Esta es la primera en que se encuentra esta clase de animal en una playa esmeraldeña.
Para el profesor jubilado de biología, Fernando Solís, el caso tiene una explicación muy lógica. Recordó que por ser esta una época de aguajes, los cocodrilos suelen acercarse a la desembocadura del río Esmeraldas y el aguaje seguramente arrastró al reptil mar adentro.
Luego, por la fuerza del aguaje fue llevado nuevamente hasta la playa donde, según explicó, el animal esperaba que baje el aguaje para luego nadar y regresar al río. Esto concuerda con la explicación que dieron los bomberos, quienes aseguran que esta es la primera vez que capturan un cocodrilo en la playa cercana de la capital esmeraldeña, en el sitio donde usualmente se realizan deportes y la gente se baña.
El año anterior, los bomberos capturaron 4 cocodrilos, todos ellos en la ribera del río Esmeraldas, en zonas habitadas de las islas Luis Prado Viteri y Luis Vargas Torres.
Solís recomienda a los bañistas no acercarse a los cocodrilos ni molestarlos. “Lo mejor es llamar a las autoridades, dejarlos, no molestarlos, son animales peligrosos”, dijo. (I)
eluniverso.com
domingo, 14 de diciembre de 2014
viernes, 23 de mayo de 2014
Animales en publicidad: cuando el pánico parece una sonrisa
- La Fundación FAADA y la Fundación MONA denuncian la campaña viral “Vota a Mono”, realizada por la agencia de publicidad BTOB para la OCU, y destapan el sufrimiento y los abusos que sufren los animales tras muchas imágenes aparentemente inofensivas.
- Cuando parece que un chimpancé sonríe, en realidad está manifestando pánico. Tiby, la chimpancé utilizada en esta campaña, pertenece a un circo y lleva toda su vida, 23 años, viviendo en un remolque o en pequeñas jaulas.
Un loro multicolor suelta gracietas picaronas; un aterido gatito se deja secar amorosamente por su dueña tras caer “por descuido” a la piscina; un caballo camina con brioso gesto sobre una superficie de ascuas… Por lo general, no solemos reparar en la trastienda de este tipo de publicidad, quizá porque se trata de “simple publicidad”, al fin y al cabo la hermana menor de las artes escénicas. Pero trastienda hay, sin duda, y no resulta excesivo pensar que, dirigidos los hilos por humanos, los animales, con su estigma de “no humanos” cosido a la espalda, sean también aquí meros elementos de atrezzo al servicio de intereses comerciales.
El extraordinario desarrollo de los medios audiovisuales en los últimos tiempos ha traído consigo un mayor uso de animales en el ámbito publicitario, siendo utilizados como gancho comercial, bien apelando a los sentimientos positivos que despiertan, bien como meras unidades estéticas (icónicas). Al parecer, la aparición de determinados animales en según qué mensajes funciona. Pero las cosas están cambiando. Ricardo Devis, asesor en Estrategia y Comunicación, dice que “la inclusión de animales en los anuncios publicitarios se debe al principio de sustitución necesaria´”. Para que nos entendamos: la divulgación requerida necesita de actores ajenos al producto divulgado.
Devis, como buen experto, clasifica los diferentes usos de animales en distintas categorías, una de ellas bajo el curioso epígrafe de “nuda comparación”, donde la clave está, según él, en la simplicidad de las características que por lo común se atribuyen a aquellos: el tigre equivale a fiereza; el guepardo significa velocidad; el león representa la fortaleza. A tenor de la insistencia, parece que el uso de animales en publicidad ofrece muy buenos dividendos a las empresas.Pero ¿es un `buen negocio´ para ellos?
Por supuesto que puede hacerse publicidad sin que ello repercuta de manera negativa en sus actores animales ( hay muchos y buenos ejemplos). Pero en no pocas ocasiones el anuncio tiene su “lado oscuro”. Mientras nos resulta familiar leer en los títulos de crédito de las películas aquello de que Ningún animal sufrió malos tratos durante el rodaje de este film ( salvo los que murieron a golpes, ahogados o empalados), parece que en el campo de la publicidad las cosas van algo más lentas.
Al menos, es lo que denuncia la campaña ADnimalsfree, una plausible iniciativa promovida por la Fundación FAADA, que fija su objetivo en informar y concienciar sobre el indebido trato que sufren muchos de estos “actores” en ciertas producciones audiovisuales. La experta en comunicación Marta Molas afirma que “cuando colocamos a los animales delante de una cámara, dejan de comportarse como ellos mismos, perdidos como están en un mundo que no es el suyo y obligados a un guión que va contra su naturaleza”. Pinta lógico.
La violencia hacia los animales no se limita, por supuesto, a la agresión directa y activa, sino que hay otras muchas formas de atentar contra sus intereses elementales: obligarles a actuar contra su condición, por ejemplo. Aunque estas maneras de agresión se muestren más sutiles –y por ello pasen desapercibidas para una gran mayoría de la opinión pública–, sus críticos aseguran que “los efectos psicológicos y físicos perdurarán para siempre”. Podemos recibir aquí una breve pero práctica clase on line sobre “gestología primate”:
El spot Vota a Mono ha servido de lanzadera para una campaña informativa sobre las consecuencias que una “publicidad deshonesta” puede tener para los animales. En el spot aparece Tiby como candidato a la cartera de Economía, encorbatado en su despacho y ofreciendo mítines a diestro y siniestro. Pero los bonobos, que se sepa, no hacen en su estado natural nada de esto. Es por ello que sus denunciantes hablan sin tapujos de “graves abusos”. Tiby es propiedad de un circo francés, donde nació hace veintitrés años, y en realidad no ha conocido otra cosa que las actuaciones en la pista y una vida trashumante. De hecho, no es la primera vez que participa contra su voluntad en un anuncio ( ¿la reconoces?), lo que da idea del grado de explotación de estos animales cuando hay un cheque por medio.
Tiby es el palpable ejemplo de cómo la publicidad, además de un arte, puede presentarse con frecuencia en forma de engaño manifiesto. Porque en los bonobos la “sonrisa” no representa felicidad, sino pánico; porque sus ojos dicen “no me gusta” cuando nosotros leemos “estoy encantado”; porque sus gestos, leídos con un mínimo de ética y empatía, nos advierten de que Tiby quiere abandonar cuando antes el set de grabación, pues para ella supone lo que supondría para cualquiera de nosotros: una absurda tortura.
Las inmensas posibilidades que hoy nos ofrece la recreación virtual de casi cualquier escena publicitaria convierte al uso de animales en un recurso por completo innecesario. En realidad, es una suerte que la tecnología pueda brindarnos todo esto, pues despoja a sus obcecados defensores de toda excusa para seguir insistiendo en una mala praxis profesional.
No deja de resultar paradójico que se recurra al uso de animales en publicidad porque nos inspiran buenos sentimientos, y que al mismo tiempo sigamos reservándoles un estatuto moral tan ínfimo: simples recursos a nuestra disposición. Quizá en este escenario se refleje también esa suerte de esquizofrenia moral que ha presidido desde siempre nuestra relación con ellos.
domingo, 18 de mayo de 2014
Amelia sin miedo a crecer con animales salvajes
- Amelia Forman, 15 años, de Nueva Jersey, ha estado posando para las fotos con animales exóticos desde los tres años
- La serie de fotos es una idea original de su madre, fotógrafo Robin Schwartz de National Geographic
- Una tragedia familiar dio a Schwartz la idea de hacer a su hija el foco de su trabajo
- El valor de las imágenes ahora están siendo compilados en un libro que se llama Amelia y los animales
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