Tan inseparables son, que entra al aula y se sienta junto al banco de Pablo. La consideran una “compañera más”.
Por Vanesa Díaz y Nicolás Vivas
(Alta Gracia, de nuestra redacción)
Es bien temprano y Alta Gracia comienza a despertarse. En la casa de la familia Reche ya se siente el aroma “mortal” al pan casero.
Pablito, uno de los siete hermanos, se prepara para ir a la escuela y desayuna con su carita todavía soñolienta. Mientras tanto, alguien comienza a hacer ruiditos desde la puerta. Es Coli, una de las perritas de la familia que está llamando a Pablo. “Parece que le hablara”, dice el papá. Finalmente, el nene sale y Coli siente que también comienza su día. Van juntos a la escuela, y no sólo eso, también forman la fila y más: se sienta con él en el aula, debajo del banco.
Para los chicos que van a la escuela República Italiana de barrio Lalahenes ya no es motivo de curiosidad la llegada de estos amigos a clase. “Coli es una compañerita más”, dicen. Las maestras de sexto grado B también están acostumbradas a la idea de que el paisaje del aula, además de los alumnos, incluye a este pequeño ser de cuatro patitas escuchando la clase. “No molesta para nada, se sienta al lado de Pablito y ahí se queda. Cuando salimos al recreo sale y hasta escucha el timbre. Si llega al aula antes que Pablito y no lo encuentra, sale a buscarlo”, cuenta Libia, una de las maestras.
Pablito Reche tiene 13 años. Es un niño de pocas palabras y de linda sonrisa, cuando la deja asomar. Tímidamente, cuenta que va con Coli a todas partes, “menos al centro porque se puede perder”. Recuerda que la perrita llegó a su casa cuando era chiquita, hace unos cuatro años y desde ese momento no se despegó de su lado.
fuente: diariosumario.com.ar
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