Regularmente aparecen tirados, con serias heridas. Algunos sobreviven y son entregados en adopción.
Publicado el 23/05/2014 - El reciente rescate de un Pitbull que estaba en estado de agonía, que había sido robado hace un año de la zona céntrica de La Banda, sacó a luz una situación que se repite cada vez con mayor frecuencia: animales que son arrebatados de sus dueños para peleas clandestinas y luego son abandonados, con severas lesiones y enfermedades. Prácticamente condenados a la muerte.
Así lo reveló Ramona Martínez, presidenta del voluntariado “Por uno menos en la calle”, luego de relatar el doloroso reencuentro de un vecino que pudo identificar a su perra de raza Bull terrier en las publicaciones que los proteccionistas realizan todas las semanas a través de la red social Facebook.
“Él muchacho reconoció al animalito y se largó a llorar. No podía creer el estado en que se encontraba. Estaba muy, pero muy flaquita y con una bichera importante en la cabeza. Es evidente que había sufrido un enorme maltrato y abandono, pero además tenía cicatrices por todas partes”, describió Ramona con profundo pesar.
Ahora, la perra se encuentra en franca recuperación en el refugio que el voluntariado posee en el barrio El Paraíso, en un predio ubicado entre la avenida principal y canal.
Consultada por EL LIBERAL sobre la existencia peleas clandestinas de perros, la referente del voluntariado dijo que “se sabe de la existencia de gente que organiza peleas de perros”, y afirmó que “por los casos de animales abandonados que son de razas elegidas para estas prácticas, es muy posible que sean robados para que peleen y luego, si ya nos les sirven porque están muy lastimados, o porque no saben cómo cuidarlos, los abandonan para que mueran”.
Este reciente caso no es el único. Según afirmaron, ya son varios los perros pit bull, Rotweiller y de otras razas consideradas de pelea que fueron rescatados de la muerte por los voluntarios.
“Generalmente los perros de raza que son recuperados y puestos en adopción son llevados en pocas horas. Pero antes de entregarlos investigamos bien a quién se los damos, porque no queremos que vuelvan a ser utilizados para las peleas. También vemos si en el hogar a donde van a hay niños y si los nuevos dueños son responsables”, precisó.
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