Los perros son mucho más que mascotas: llegan a ser compañeros fieles y partes vitales de nuestra familia y amigos. Los perros nos aman incondicionalmente de forma casi instintiva. Y cuando llega el final de sus vidas pueden pasar cosas sorprendentes… Aquí te dejo una historia que ha hecho que me pusiera a llorar.
El pequeño Shane, su madre Lisa y su padre Ron llevaron a Belker al veterinario para que lo examinara.
Esto es lo que dijo el veterinario: “He examinado a Belker y he visto que esta muriendo de cáncer. Recomiendo practicarle la eutanasia en vuestra propia casa.”
Los papás hablaron con el veterinario y le dijeron que querían que Shane estuviera presente. Consideraron que sería algo importante para su educación.
Al siguiente día el veterinario entró en la casa y encontró toda la familia al lado del perro con el pequeño Shane que lo estaba abrazando. Shane estaba tranquilo y sus movimientos destilaban amor. Entonces el veterinario empezó a sentirse mal y preguntarse hasta que punto el pequeño Shane era consciente de lo que ocurría.
Entonces le practicaron la eutanasia al perro y en pocos minutos dejó de respirar… Y parecía que el pequeño Shane había entendido bien lo que acababa de ocurrir.
Después se unió toda la familia y se quedó un buen rato meditando en silencio sobre la fragilidad de la vida.
Entonces el pequeño Shane dijo: “sabéis, las personas vienen al mundo y viven años porque tienen que aprender a querer y amar a los demás; pero los perros ya nacen sabiendo esto y es por este motivo que pueden morir felizmente mucho antes”.
No se tu, pero yo hace mucho tiempo que no oigo nada tan bello.
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