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sábado, 3 de mayo de 2014

«La última patada reventó a mi perro por dentro, luego murió a mis pies»


«Cuando salí del súper vi a ese joven dando patadas a mi perro, hasta dos golpes llegué a ver. La última fue tan fuerte que lo reventó por dentro. Lo llamé, ¡Blas, ven!, vino hacia mí, se me cayó a los pies, empezaron a darle temblores y de pronto abrió los ojos y se relajó...». Marta describe paso a paso la agonía de su perro aún conmocionada por el episodio que le tocó vivir este pasado martes en la calle Rualasal de Santander, cuando un viandante atacó «como un animal» a su mascota. Le asestó varias patadas, la última de ellas mortal, ante el espanto de numerosas personas que presenciaron los hechos y que hicieron correr el suceso por las redes sociales incluyendo las fotos del malogrado Blas, generando una oleada de indignación que hasta la dueña del perro cree que «se ha sobredimensionado». 
MARIÑA ÁLVAREZ

«Cuando salí del súper vi a ese joven dando patadas a mi perro, hasta dos golpes llegué a ver. La última fue tan fuerte que lo reventó por dentro. Lo llamé, ¡Blas, ven!, vino hacia mí, se me cayó a los pies, empezaron a darle temblores y de pronto abrió los ojos y se relajó...». Marta describe paso a paso la agonía de su perro aún conmocionada por el episodio que le tocó vivir este pasado martes en la calle Rualasal de Santander, cuando un viandante atacó «como un animal» a su mascota. Le asestó varias patadas, la última de ellas mortal, ante el espanto de numerosas personas que presenciaron los hechos y que hicieron correr el suceso por las redes sociales incluyendo las fotos del malogrado Blas, generando una oleada de indignación que hasta la dueña del perro cree que «se ha sobredimensionado».


Ahora que han pasado varios días ya está decidida a denunciar al joven que mató a su perro, en cuanto finalice la investigación que ha puesto en marcha la Policía Local y le entreguen el atestado.

Ocurrió sobre las 20.00 horas de este martes, cuando Marta fue a comprar al Carrefour Express de la calle Rualasal. Bajó de su casa con Blas, que llevaba su correa, pero lo dejó sin amarrar en la acera, «porque iba a ser un momento, ni siquiera llevaba bolso, ni móvil, ni documentación. Tenía que comprar una cosa e irme corriendo a casa para cuidar a mi madre». Estaba ya en la caja para pagar cuando vio que entraba una mujer en el establecimiento «con cara de susto. ¿Qué pasa? Pregunté, y la mujer asustada. Salgo y veo a gente mirando hacia Caja Cantabria, y ahí estaba mi perro contra la fachada y en la zona de garajes , y veo que le están dando patadas...», narra.

La actitud del atacante

El atacante no se amilanó ante la presencia de la dueña del perro. Al contrario, cuando ella llamó a Blas y se agachó cuando se le desplomó a sus pies, «él venga a recriminarme, a decirme que le diera el DNI porque me iba a denunciar. ¡Que me lo has matado!, le dije. Y él nada, que me iba a denunciar, me repetía».

Al parecer, la versión de este joven «de veintitantos años» es que Blas, el perro de aguas de Marta, había atacado al suyo, de raza 'shar pei'. Marta no sabe si es cierto, pero afirma que dentro de Carrefour «no se escuchó ninguna pelea de perros», y también pone en duda tal ferocidad en Blas, de siete años de edad y sin antecedentes de este tipo. «Nunca atacó, jamás», aseguró. Además, dice que con el individuo que pataleó a su perro había una chica que llevaba en brazos al 'shar pei'. «Estaba a unos siete metros de distancia de mi perro cuando el otro le estaba dando patadas», dijo, negando que en esos momentos hubieran estado separando a Blas, como el joven sostuvo ante la Policía.

Ella se quedó agachada en la acera con su perro muerto, mientras la gente que había presenciado los hechos le decía que denunciara. «Pero yo no quería, estaba conmocionada», contó. Otros llamaron a la Policía Local, que se presentó en el lugar, identificó al joven y también a Marta, pero no hubo denuncia de por medio y las diligencias policiales siguen abiertas, pendientes de que este lunes Caja Cantabria les entregue las imágenes grabadas por la cámara de seguridad ubicada en la misma esquina en la que sucedió el ataque. En función de lo que se vea, «se decidirá si el caso acaba en el juzgado o no», confirmaron fuentes de la Policía Local. Si se comprueba que podría tratarse de un posible delito de maltrato animal, el caso pasaría a manos de la Policía Nacional.

Según el gerente de la oficina de Carrefour, en las cámaras de su establecimiento se aprecia cómo Blas «se levanta despacio, no en ademán de atacar», por lo que pone en duda que eso ocurriera. En este establecimiento indican que se trató de un momento «muy desagradable, con la pobre mujer paralizada; se le caían las lágrimas, con su perro muerto en el suelo».

El cuerpo de Blas se lo llevó el servicio de recogida de la Cecapa

m.eldiariomontanes.es

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