«Cuando salí del súper vi a ese joven dando patadas a mi perro, hasta dos golpes llegué a ver. La última fue tan fuerte que lo reventó por dentro. Lo llamé, ¡Blas, ven!, vino hacia mí, se me cayó a los pies, empezaron a darle temblores y de pronto abrió los ojos y se relajó...». Marta describe paso a paso la agonía de su perro aún conmocionada por el episodio que le tocó vivir este pasado martes en la calle Rualasal de Santander, cuando un viandante atacó «como un animal» a su mascota. Le asestó varias patadas, la última de ellas mortal, ante el espanto de numerosas personas que presenciaron los hechos y que hicieron correr el suceso por las redes sociales incluyendo las fotos del malogrado Blas, generando una oleada de indignación que hasta la dueña del perro cree que «se ha sobredimensionado».
MARIÑA ÁLVAREZ
«Cuando salí del súper vi a ese joven dando patadas a mi perro, hasta dos golpes llegué a ver. La última fue tan fuerte que lo reventó por dentro. Lo llamé, ¡Blas, ven!, vino hacia mí, se me cayó a los pies, empezaron a darle temblores y de pronto abrió los ojos y se relajó...». Marta describe paso a paso la agonía de su perro aún conmocionada por el episodio que le tocó vivir este pasado martes en la calle Rualasal de Santander, cuando un viandante atacó «como un animal» a su mascota. Le asestó varias patadas, la última de ellas mortal, ante el espanto de numerosas personas que presenciaron los hechos y que hicieron correr el suceso por las redes sociales incluyendo las fotos del malogrado Blas, generando una oleada de indignación que hasta la dueña del perro cree que «se ha sobredimensionado».
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