10/02/2014 | 08:49 Mafalda Giaquinta conoció a Salvador Acosta hace 20 años, cuando este tucumano llegó a Mendoza con una cuadrilla de trabajadores golondrina. Desde entonces lo ayudó y ahora es su tutora legal.
Mafalda Giaquinta es una mendocina del Valle de Uco protagonista de una historia de solidaridad que conmueve, ya que adoptó a un hombre, de 66 años, con retraso mental.
En diálogo con Cadena 3 la mujer contó que conoció a Salvador Acosta hace 20 años, cuando este hombre tucumano llegó con una cuadrilla de trabajadores golondrina.
Giaquinta, que vive en una zona rural del distrito La Arboleda, conoció a Salvador en tiempos de cosecha en una finca vecina y recuerda que lo defendía de las burlas de los cosechadores.
Cuando los dueños del lugar se enfermaron y él tenía que dejar la piecita que le prestaban, Mafalda decidió darle un refugio en su propiedad. Pero, algunos familiares temieron que el hombre fuera peligroso para sus tres hijos que aún eran pequeños y le colocaron una denuncia en el Juzgado.
Entonces, un primo de Mafalda le dio alojamiento y, al morir éste, volvió a su eterno peregrinar de casa en casa por La Arboleda.
Mafalda lo ayudaba en cuanto podía, y en una oportunidad, lo buscó para regalarle un par de zapatillas y lo halló en total estado de abandono.
Es así que, temiendo por su vida, decidió, junto a su nueva pareja, convertirse en los nuevos padres del tucumano.
Salvador convive en la casa con toda la familia de Mafalda, a quien trata de "mamá", dado que los especialistas indican que el hombre tiene una edad mental de entre 3 y 4 años.
“Es muy bueno, suele ponerse celoso de mis hijos”, comentó la mujer sobre el comportamiento de su nuevo hijo.
Además, contó: “El día que empecé a hacer los trámites en el juzgado me preguntó si me podía decir 'mamá' y le dije que sí”.
“Él se encuentra bien, está muy maltratado por la vida y a lo mejor alguien le hace una pregunta y se ofende”, explicó.
“Hay que entenderlo, él va a seguir siendo un niño”, destacó.
Mafalda señaló que la acción solidaria es algo que viene de familia. “Mi madre ha hecho lo mismo con otras personas y mi papá llevó a mi casa a una prima de 13 años que se quedó huérfana y no la quería nadie”, recordó.
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