“Excálibur ya está con su familia” y han difundido a través de El Mundo “la última fotografía” del perro para crear conciencia. El stanford pitbull de 12 años y 30 kilos de peso es ahora unos pocos gramos de ceniza en una bolsa de plástico protegida por una pequeña caja de madera con su nombre serigrafiado en el exterior. Junto a la urna funeraria, una bolsa con su collar de estrella completamente calcinado.
Las cenizas de Excálibur permanecerán guardadas en su casa hasta que Teresa y Javier salgan del hospital. “Después se las daremos a ellos para que hagan lo que quieran y así homenajearle”. En la semana en la que la auxiliar de enfermería venció la lucha contra el ébola, su marido le dio la triste noticia del sacrificio. “Estoy todo el día llorando pensando en él”
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