'Chacho' es un perro que llevaba casi siete años en un centro de acogida esperando una adopción que no llegaba por su edad y su gran tamaño.
Un matrimonio madrileño ha adoptado a este perro 'invisible', como se define a los animales que por sus características especiales no encuentran adoptante.
Adoptantes y responsables del centro de acogida coinciden en las ventajas y la necesidad de que estos perros sean considerados a la hora de adoptar.
Lo más probable es que los antiguos dueños pensaran que ya no valía para nada, así que lo subieron en un coche y condujeron hasta un pueblo lejano, en este caso Chinchón,y allí le abandonaron. Es el caso de 'Chacho', un perro mestizo de cerca de diez años de edad y gran tamaño que vagó durante días por el pueblo, hasta que algún vecino llamó al Centro Integral de Acogida de Animales de la Comunidad de Madrid (CIAAM), que se hizo cargo de él.
De eso hace ya casi siete años. 'Chacho' tiene la suerte de que en este centro, que se gestiona en colaboración con la Federación de Asociaciones de Protección Animal(FAPAM), no se sacrifica a ningún animal (a no ser que tenga problemas de salud irreversibles) así que ha podido esperar pacientemente hasta que llegaran Antonia y Julián, un matrimonio de San Sebastián de los Reyes, que le ha adoptado.
Y es que Chacho es lo que en el mundillo de la adopción de animales se conoce como un "invisible". Se trata de animales que por características como la edad, el tamaño o el aspecto, no llaman la atención de los adoptantes, por lo que sus estancias en las protectoras y centros de acogida se prolonga años, a veces, de por vida. "La gente normalmente viene buscando un cachorro", explica Matilde Cubillo, presidenta de FAPAM.
Este miércoles el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Borja Sarasola, ha entregado a 'Chacho' a sus nuevos dueños, en un acto institucional que intenta fomentar las adopciones. Detrás de este final feliz hay una verdadera historia de amor. Antonia y Julián, de 47 y 52 años, tienen dos hijos, de 21 y 27. Éste último se independizó hace poco, llevándose con él a la perrita que trajo a casa años atrás. Esodejó un vacío en el hogar, según cuenta Antonia. "Ahora que no tenemos niños pequeños y que los horarios nos permiten dedicarles tiempo y sacarles nos planteamos adoptar un perro", cuenta la adoptante.
"Fuimos al CIAAM y adoptamos una perra de tres años, que se llama 'Melosa' y que es muy buena, un cruce de bóxer con algo, pequeña", rememora Antonia. Sin embargo, la casualidad hizo que salieran del centro con un calendario que edita el CIAAM en el que aparecían más perros a la espera de adopción y entre ellos estaba la foto de Chacho.
"Vi que llevaba más de seis años allí y me metí en la web del centro y vi que aún no había sido adoptado", explica Antonia, que pensó: "no me lo puedo creer, cómo lleva tanto tiempo allí, no es justo", por lo que se le ocurrió la idea de adoptarlo también.
"Así que se lo plantee a mi marido. Al principio fue en plan 'qué locura, cómo vamos a tener dos perros'. Pero como 'Melosa' es muy buena y no da nada de guerra, es como si no estuviera, pues nos planteamos la cuestión". Fue dicho y hecho. El matrimonio se puso en contacto con el CIAAM y tras varias visitas en las que se comprobó que 'Melosa' se llevaba bien con 'Chacho' -"está todo el rato dándole besitos, es muy cariñosa", dice Antonia- se formalizó la adopción.
Este miércoles 'Chacho' ha salido al parque a correr con 'Melosa', ya bajo el amparo de su nueva familia, a la que aportará "cariño y agradecimiento", además de otras ventajas como que "te obligan a moverte, a no estar en casa parados, a sacarlos, ir y venir... por todos los motivos nos viene bien", según hace ver la nueva dueña de 'Chacho', que además destaca las ventajas de adoptar a un perro como él: "Llevarte a un perro adulto te ahorra el trago de tener que educarlo, porque son perros muy educados y agradecidos".
De hecho, 'Chacho' deja detrás mucho trabajo, años de dedicación y una sensación contradictoria. "Entre los voluntarios y los trabajadores ha habido lágrimas. Por una parte mucha alegría porque se vaya, pero por otro un poco de pena, porque han sido muchos años y se les saca a pasear, se juega con ellos...", explica Cubillo.
Quedan más "invisibles"
Matilde Cubillo, presidenta de FAPAM, explica que en el centro aún quedan unos 160 perros y unos 60 gatos que buscan hogar "y muchos más en otras protectoras y asociaciones". Sólo en el CIAAM quedan aún otros diez "invisibles", perros como "Viriato o Cabano, dos de los más veteranos, dos perros muy guapos y muy cariñosos", explica, a la vez que anima a adoptar "a un animal adulto, porque se adaptan perfectamente".
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