El zoo municipal de Surabaya, Indonesia, es conocido vulgarmente como el ‘zoológico de la muerte’, ya que más 100 animales, y algunos en peligro de extinción, han muerto desde el verano pasado. Esta aberración, que sobrepasa la inmundicia, a la que se siguen atreviendo a llamar zoológico, es una pesadilla viviente y el más grande de todo Indonesia.
Ya desde antes del año 2010 se registraban muertes de hasta 25 animales por mes. Por ejemplo, un tigre blanco demacrado y completamente desnutrido, moría de neumonía a mediados del pasado febrero. Al igual que un dragón de Komodo que fue encontrado muerto en su jaula y un león que murió estrangulado por un cable de la puerta de su jaula.
El zoológico en cuestión fue fundado en 1916 y es uno de los más grandes del sudeste asiático. Posee 37 hectáreas y más de 350 especies. Por supuesto, ha recibido unas críticas pésimas con acusaciones generalizadas de maltrato animal, corrupción y reproducción descontrolada. Muchos de estos animales viven en condiciones lamentables, desnutridos o hacinados. Incluso hay especies en peligro de extinción que están sufriendo estas consecuencias.
El ‘Jakarta Post’ fue quien etiquetó al Surabaya como el “Zoo de la muerte”, un apodo que se ha ganado con creces. En 2010 el Ministerio de Silvicultura revocó la licencia al zoo tras las sucesivas muertes, incluyendo especies tan raras como el tigre de Sumatra o los dragones de Komodo.
Tras arduas investigaciones, la Agencia Oriental de Conservación de Recursos Naturales encontró que las negligencias procedían del personal del zoo, incluidos los responsables de su administración. Ellos eran los culpables de la mayoría de las muertes de los animales, a los cuales les roban la carne para venderla en el mercado negro. Incluso los propios animales están sufriendo la venta ilegal.
El zoológico no cuenta con los recursos necesarios para alimentar, alojar y criar a los animales que aloja. Tampoco son capaces de controlar la reproducción, hecho que hace que se estén quedando sin espacio y tengan que tenerlos a todos apiñados. Los pelícanos, por ejemplo, habitan una jaula sucia, del tamaño de una cancha de baloncesto, donde no tienen el espacio suficiente para mover sus alas.
Una de las pobres jirafas que murió, tenía una bola de plástico de 18 kg en su estómago, ya que la jirafa solo se alimentaba de los alimentos que le lanzaba el público, entre ellos caramelos con sus respectivos envoltorios.
Los tigres se mantienen encerrados en pequeñas celdas de hormigón y no tienen espacio para hacer ejercicios. Solo se les permite salir 3 días de cada 10 que permanecen encerrados. Esto conlleva a que muchos animales tengan problemas de espalda crónicos y piernas. Otros presentan enfermedades digestivas por comer carne contaminada.
Muchos activistas están recogiendo firmas por internet para que se mejoren las calidades del zoológico o se cierre. En esta página podéis sumaros a la causa y denunciar socialmente lo que se está perpetrando en Surabaya. La buena noticia es que muchos zoológicos de todo el globo están dispuestos a recoger a los animales, en caso de que algún día se cierre el zoo de la muerte.
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