Una práctica clandestina de la que se sabe muy poco. La ley que las prohíbe en la Provincia no se cumple y en el resto del país, donde proliferan, hay un vacío legal.
La tranquera se abre y los galgos salen disparados detrás de un pedazo de “cuero” sin saber que el primero que llegue a la meta puede engrosar los bolsillos de su dueño hasta con más de 150 mil pesos.
Las carreras de galgos son ilegales en la provincia de Buenos Aires, pero existen, nadie las controla y hay cada vez hay más en distintos pueblos del territorio bonaerense. Los dueños de los animales emplean todo tipo de mecanismos para que sus perros sean los más rápidos: desde maltrato hasta inyecciones de diferentes sustancias, incluso cocaína.
Las carreras de galgos son ilegales en la provincia de Buenos Aires, pero existen, nadie las controla y hay cada vez hay más en distintos pueblos del territorio bonaerense. Los dueños de los animales emplean todo tipo de mecanismos para que sus perros sean los más rápidos: desde maltrato hasta inyecciones de diferentes sustancias, incluso cocaína.
Daniela –que no se llama así porque prefiere evitar ser reconocida debido a las decenas de amenzas recibidas por las denuncias que hizo– interga el Proyecto Galgo Argentina (PGA). La agrupación se encarga de recibir todas las denuncias que hay en torno al maltrato de galgos y monitorea el circuito clandestino de canódromos cada vez más extendido por todo el país. Además, rescatan animales que son abandonados después del esfuerzo máximo de una competencia; una tortura que los deja anulados para todo.
“Buscamos la prohibición de las carreras de galgos en todo el país. Que así como hay una ley bonaerense exista una nacional y que, por supuesto, se cumplan las dos”. Además, remarcan: “La idea es que la gente tome conciencia sobre qué hay detrás de esta actividad ilegal y que se comprometa denunciando o informando para que podamos presentar pruebas en la Justicia”.
Las carreras de perros de cualquier raza están prohibidas en toda la provincia de Buenos Aires por la ley 12.449. Sin embargo, no es la única que transgreden los “galgueros”. También violan la ley de juego de azar ilegal y la de sacrificio de perros y gatos. A nivel nacional, infringen la ley 14.346, de maltrato animal, y la 23.737 , de fabricación y tráfico de estupefacientes.En el interior del país existe un vacío legal: no están ni vetadas ni permitidas.
Los galgos eran la raza predilecta de faraones egipcios y reyes europeos. Están preparados genéticamente para la caza, poseen un elegante porte y son uno de los animales más rápidos del planeta. En estado natural, llegan a correr entre 60 y 70 kilómetros por hora, pero con la ayuda de algunas drogas alcanzan los 100. Los premios para los ganadores son elevados: arrancan en los 50 mil pesos en un ronda clasificatoria y pueden llegar a superar los 150 mil en una final regional. Además, quienes organizan este tipo de carreras suelen cobrar una entrada que ronda los 100 pesos, por lo que en una jornada se puede llegar a recaudar entre 300 mil y un millón de pesos, entre apuestar y cobro de acceso.
Los miembros del Proyecto Galgo ya juntaron 11.375 firmas en la plataforma Change.org para exigir una ley nacional. Mientras tanto, en varias las localidades bonaerenses existen “canódromos”: Bolivar, Chacabuco, Dolores, Mercedes, San Pedro, General Alvear, Saladillo, 9 de julio. Allí es común ver después de cada carrera, animales abandonados en la calle. Cuando se lesionan los descartan, los abandonan o los matan. Si un galgo resulta ganador de campeonatos locales o nacionales, quedará para reproducción. Es usual que estos “campeones” queden con secuelas tales como daño hepático, renal, temblores constantes y convulsiones.
“Esta mafia no sólo quiere legalizar estas carreras sino reglamentar el suministro de drogas a los perros. Es espantoso lo que les hacen y hasta fabrican y venden sus propias drogas. Se manejan con total impunidad, coimean y no tienen ningún respeto por nada”, explican desde PGA.
Las carreras de galgos se hacen todos los fines de semana. Los programas de las carreras son subidos a la web o publicados por los propios organizadores en sus facebooks personales y en grupos galgueros. Los denuciantes cierran: “La impunidad es tan grande que parecería que a nadie le importa. Nosotros luchamos a diario para que esto cambie y el galgo reciba los derechos que merece”.
clarin.com
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