Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ | Publicado el 18 de julio de 2014
Una noche de esta semana vi un perro, pequeño, de pelo brillante café que daba la sensación de andar perdido. Bajaba, subía por la cuadra, doblaba la esquina, se devolvía, se atravesaba la peligrosa calle.
La escena es cada vez más común: animales de compañía bien cuidados que deambulan por las calles. Algunos se observan cansados, agotados en su incapacidad de comprender lo que les sucede, adaptarse a esa nueva vida en la fría calle luego de haber permanecido en una casa.
Unos se extravían, pero otros son abandonados a su suerte por sus dueños.
Aparte de que repugna quien expulsa un perro o gato de su casa (son los animales de compañía más comunes), la situación llama de nuevo la atención sobre los derechos de los animales.
En Francia cursa un proyecto para declararlos "seres vivos dotados de sensibilidad", iniciativa con el respaldo de más de 700.000 firmas de una organización defensora de los animales y ya aprobada por una comisión de la Asamblea Nacional.
Hasta ahora se les había considerado como bienes muebles, un reconocimiento que explica el desdén con que han sido tratados.
El cambio es fundamental en una sociedad que cada día tiene más animales como compañía.
La última encuesta conocida dice que 29 % de los colombianos tiene una mascota. En todas las ciudades el perro es el rey, con segundo lugar del gato. En Medellín es 80 % y 17 % respectivamente.
En los próximos días el movimiento animalista, con el apoyo de algunos congresistas, presentará una nueva ley de protección animal. Desconocemos su contenido, pero es necesario actualizar las vetustas normas sobre el tema.
¿Qué implica reconocer que un animal está dotado de sensibilidad? Se amplía el abanico de conductas que pueden ser sancionables. El abandono cabe.
El ejemplo francés tardará en llegar a un país como el nuestro, mentalmente tan adentrado en las costumbres y el pensamiento medieval como se ve con otras situaciones que aún no se aceptan. Y si llega habría que ver las modificaciones que requeriría.
El cuidado y respeto a los animales debe ser prioridad moral de un país donde son considerados objetos de segunda clase sometidos a todo tipo de vejaciones. La deuda con ellos es alta y los procedimientos y sanciones deben quedar claros y ser ejemplares. La sociedad está harta de tanto abuso contra ellos.
fuente: elcolombiano.com
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