La sentencia del penal número 1 dice que su crueldad quedó patente cuando se jactaron de que «el palo aún tenía la sangre del perro
24 febrero 2015 - El juzgado de lo penal número 1 de Badajoz ha impuesto una condena de 1 año de prisión a los dos jóvenes que en octubre de 2011 agredieron con brutalidad a un perro y lo dejaron malherido, actuación delictiva que grabaron utilizando un teléfono móvil.
Los hechos tuvieron lugar el día 14 de octubre cuando José Ángel F. G. y Juan Francisco G. M. accedieron al interior de una nave de la localidad de Puebla de Sancho Pérez en compañía de dos chicos que no habían cumplido los 18 años.
Uno de los menores de edad tenía la llave del local donde estaba el perro porque guardaba allí su quad. Pero ese día no se limitaron a meter el vehículo, sino que utilizaron varios objetos contundentes para golpear y causar lesiones a una perra llamada Yaky que era propiedad del dueño de la nave.
La sentencia concluye que los cuatro jóvenes se pusieron de acuerdo para ocasionar al animal «gran sufrimiento y menoscabo físico» y que todo ello lo hicieron «para el propio recreo y divertimento de los acusados». «Le golpearon en todo el cuerpo con un palo de fregona y barras de hierro, mientras el animal yacía inmóvil en el suelo perdiendo sangre».
Como consecuencia del ataque, Yaky sufrió heridas que pudieron ocasionarle la muerte. Presentaba cortes en diversas partes de su cuerpo, hinchazón en el abdomen y bazo congestivo, lesiones que le provocaron un ‘shock’ postraumático.
Fue el propio dueño de la perra quien se la encontró ensangrentada el día 15 de octubre. En un principio pensó que había sido el propio animal el que se había causado las lesiones con una chapa que había en la nave, pero dos días después se dirigieron a él varios chicos de Puebla de Sancho Pérez diciéndole que estaba circulando un vídeo en el que se veía a los ahora condenados maltratando al perro.
El caso comenzó a ser investigado y los agentes del Seprona destinados en Hornachos sacaron adelante el atestado, que concluyó con la imputación inicial de dos jóvenes. Más tarde fueron acusados otros dos.
Uno de los menores imputados ya ha sido condenado en un juzgado de menores y ahora se suma esta sentencia del penal número 1 de Badajoz que encuentra culpables de este delito de maltrato animal a José Ángel F. C. y Juan Francisco G. M. Cada uno de ellos ha sido sentenciado a un año de cárcel (no tendrán que ingresar en prisión porque no tienen antecedentes) y también se les inhabilita durante el período de tres años para el ejercicio de cualquier profesión, oficio o comercio relacionado con los animales.
José Ángel y Juan Francisco negaron en el juicio haber participado en los hechos, pero la juez afirma que cayeron en «ciertas contradicciones». José Ángel dijo que cuando ocurrieron los hechos él se encontraba fuera de la nave, versión que contrasta con lo afirmado durante la instrucción del caso. Entonces reconoció haber cogido el palo de la fregona para protegerse del perro. Juan Francisco también negó su participación y sólo reconoció haberle dejado el teléfono móvil al menor ya condenado «para que le iluminase».
La juez no los ha creído después de escuchar a dos testigos que resultaron claves. El primero dijo que Juan Francisco le había mostrado el vídeo en el que aparecía el propio Juan Francisco golpeando al animal en la cabeza y en todo el cuerpo mientras permanecía inmóvil y sangrando por la boca. El segundo testigo ratificó que este mismo acusado le había enseñado un vídeo en el que aparecía el propio Juan Francisco pegando al perro con un palo de hierro mientras «se escuchaba gente, risas».
La juez ha firmado una sentencia en la que aplica la máxima pena posible a los agresores «por la crueldad, violencia, saña y brutalidad de la acción de los acusados, que golpean a un perro indefenso con una barra de hierro y un palo de fregona, para su propio ocio y recreo, ya que el animal ni les atacó ni se trata de un animal fiero».
«Y por si fuera poca crueldad, graban tan malvada acción con un teléfono móvil, exhibiendo con posterioridad el vídeo a varias personas, como si de una hazaña se tratase y jactándose de que todavía conservan el palo con la sangre del perro», continúa el fallo. La jueza va más allá cuando dice que en una futura revisión de la ley (de lege ferenda) debería considerarse la posibilidad de aumentar las penas que se imponen a estos casos «por la violencia y la brutalidad» empleadas.
La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso.
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