La suerte de muchos animales puede cambiar muy pronto luego de conocerse la nueva orden dada por el Papa Francisco. Por medio de un correo electrónico el pontífice solicitó a todas las parroquias del mundo hizo que dejen entrar perros y “gaticos que sepan comportarse” a misa. La misiva del sumo pontífice ratifica el derecho a los animales a hacer parte de dicho sacramento.
“Hermanos y Hermanas, es para mi de todo interés y de suma importancia el hacerles saber que desde ahora nuestras amadas mascotas podrán compartir el tiempo con el señor ya que según conversaciones con el Espíritu Santo (que como sabéis es una paloma) ha decidido que nuestros amigos de cuatro patas entren al templo de señor para recibir a Jesús en sus corazones”.
Luego añade, “Eso si, debeis exigir que lleven bolsas para los excrementos” La medida, como era apenas previsible, ha causado revuelo y algo de indignación entre el ala más tradicionalista de la iglesia que ven en ella una señal inequívoca de su decaimiento. Incluso algunos se han atrevido a plantear la novedad en términos del supuesto cumplimiento de una profecía. “Bien lo dice en el Apocalipsis, ‘Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada’, es claro que esto hace referencia a el ingreso de esas bestias al santo recinto”, afirmó Alejandro Maranta, del capítulo Bogotá-Tolima-Santanderes de Tradición Familia y Propiedad.
Más curiosa fue la reacción de Plinio García, de “Lenguaje y valores”, ONG Española con sede en el barrio La Castellana. Para él, el problema pasa por la pérdida de legitimidad de un lugar común del idioma. “Hay que ver esto con cuidado. No podemos de buenas a primeras cambiar de forma radical el sentido de una frase que es un lugar de encuentro de generaciones, un referente de la sabiduría popular. Así comienza la degeneración moral de una sociedad”, advirtió.
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