R. PAGÉS
Quería dar una lección a aquel gato negro y blanco que molestaba a sus pájaros. Por eso preparó una trampa para poder atraparlo cuando volviera a merodear por la finca. Y lo logró. Cazó al felino y, estando aún en la trampa, le propinó varios disparos con un rifle de balines. Pero no conseguía matarlo. Así que entró en la casa, sacó un soplete y una lata de líquido inflamable, roció al animal y le prendió fuego. Así acabó con su vida. Ahora, tres años después, ha sido condenado por estos hechos gracias al empeño de una amante de los animales que fue testigo de la tortura que este hombre infligió al animal y que durante todo este tiempo ha batallado para que el caso fuera juzgado como un delito y no quedara en una simple falta.
Un vecino de Callosa d'en Sarrià, de 76 años de edad, fue condenado ayer a seis meses de prisión y a pagar una multa de 500 euros por un delito de maltrato animal tipificado en el artículo 337 del Código Penal. El juicio se celebró en el juzgado de Instrucción número 1 de La Vila Joiosa y, pese al tiempo transcurrido desde que se produjeron los hechos, se resolvió mediante el procedimiento de juicio rápido y con la conformidad del acusado, que en su primera declaración reconoció los hechos y ayer los volvió a ratificar ante la juez.
Todo ocurrió en una finca rural situada en la carretera que une Callosa d'en Sarrià con Bolulla, el 17 de abril del año 2009. Cuatro mujeres que se encontraban en las inmediaciones de la zona, alertadas por los maullidos "desgarradores" de un gato, se acercaron a la finca desde la que provenían y contemplaron cómo el ahora condenado maltrataba al animal hasta causarle la muerte. Una de las testigos, María Luisa Muñoz, decidió poner los hechos en conocimiento del Seprona y denunciarlos ante el juzgado de guardia, relatando en su denuncia que el hombre, mientras torturaba al felino, llegó a sentarse "un momento para contemplar los sufrimientos del pobre animalito".
Aunque inicialmente el fiscal pidió el sobreseimiento del caso y se barajó la posibilidad de juzgarlo como una falta, la denunciante interpuso varios recursos al considerar que este hecho en concreto respondía a un delito, que en el Código Penal queda recogido en el artículo 337 y contempla pena de prisión de tres meses a un año para "el que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud", así como una "inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales".
En su escrito de calificación, la acusación particular y la popular, representada por una protectora de animales de San Vicente del Raspeig, pedían nueve meses de prisión, multa de 4.000 euros y una inhabilitación de dos años y tres meses para el acusado. Por su parte, la Fiscalía solicitó ayer cuatro meses de cárcel, mientras que la defensa rebajó esta pena a dos meses. Al inicio del juicio, el condenado reconoció los hechos, aunque como ya hizo en su primera declaración dijo que mató al gato porque anteriormente éste había causado daños a los pájaros que cría en su finca. Finalmente, las partes llegaron a un acuerdo y el hombre fue condenado a una pena de seis meses de prisión, una multa de 500 euros -que será donada a una protectora de animales- y a una inhabilitación especial de un año y cuatro meses para cualquier oficio que tenga relación con los animales, según confirmaron la propia denunciante y la abogada de la acusación particular, María del Mar Álvarez.
El condenado no entrará en prisión al no tener antecedentes penales, pero la acusación, arropada ayer por los testigos y por otros defensores de los animales, se mostró "satisfecha" con la sentencia al considerar que se trata de una condena "ejemplar".
Una sentencia "novedosa y ejemplarizante"
La sentencia dictada ayer por el Juzgado número 1 de La Vila es una de las primeras que se resuelven en la provincia por un delito de maltrato animal, tras el endurecimiento del artículo 337 del Código Panel aprobado en 2010 para ampliar la protección de los animales. Por eso, aunque finalmente la condena estuvo por debajo de las pretensiones iniciales de la acusación particular -seis meses de prisión en lugar de nueve y 500 ? de multa por los 4.000 que solicitaban-, la denunciante trasladó su "satisfacción" después de tres años pleiteando para evitar que el caso quedara en un juicio de faltas. María Luisa Muñoz calificó la condena como "ejemplarizante, porque animará a que más gente denuncie casos similares".
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