Los antitaurinos concentrados en Algemesí ante una fuerte presencia policial / Atlas
Verds Esquerra Ecologista señala que se podría estar cometiendo delitos por maltrato animal y por permitir a menores asistir a un espectáculo violento, que califican de "salvaje y cruel"
Verds Esquerra Ecologista ha hecho un llamamiento a la Fiscalía para que actúe de oficio para atajar los posibles delitos que podrían estar cometiéndose año tras año en las Becerradas de la localidad valenciana de Algemesí, en la comarca de la Ribera Alta. Este espectáculo de "tortura animal, menos conocido que el tristemente célebre 'Toro de la Vega' de Tordesillas, es más cruel si cabe que aquel, pues sus víctimas son entre ocho y diez terneros de menos de dos años de edad, que son banderilleadas durante muchos minutos por espontáneos, antes de que éstos traten también de acabar con su vida con un estoque de grandes dimensiones". Y todo, advierten, ante la atenta mirada de decenas de menores que asisten al "espectáculo" sin límite alguno.
"La brutalidad del Toro de la Vega de Tordesillas se queda pequeña junto a las 'Becerradas' de Algemesí. Aquí no hay ni buey, lo que se tortura y mata son crías de vaca, terneros que salen a la plaza a jugar y que acaban cosidos a puñaladas. Aquí no hay ni cuernos, ni el peligro de resultar herido, los 'valientes' que saltan a torear saben que tienen delante poco más que unos perritos, que no corren ningún riesgo", describe el portavoz de Verds Esquerra Ecologista, Julià Álvaro.
De ahí que Verds inste a la Fiscalía que investigue de oficio para determinar, como sospechan, si se está cometiendo el delito de tortura animal recogido en el artículo 337 del Código Penal. "Para nosotros la tortura es clara", apuntaba Álvaro, quien añadía que "el evento consiste en que un grupo de hombres van clavando banderillas (arpones de más de seis centímetros) a un ternero, haciendo ver que son grandes figuras del toreo. Una le puede quedar clavada al cuello, la otra al lomo, la otra al culo o en una pata… Y todas se suman a las punzadas que no consiguen aguantar la banderilla".
Y por si eso fuera poco, prosigue Àlvaro, cuando se deciden a matar el animal, "el sadismo se multiplica. Entonces intentan clavar el estoque, una espada de medio metro y, como que no saben, pasa de todo. Si tienen mucho miedo, igual la clavan por el lado. Como que el bicho es pequeño, igual le atraviesan la barriga. Y mientras el animal agoniza, la gente aplaude, y ríe, y anima, y se lo pasa bien. Hasta que la cría, desangrada se muere. Aunque a veces, en el acto más parecido a la compasión que tiene lugar en el recinto, sale un profesional para rematarla en vista del exceso de crueldad que padece el ternero en su agonía".
Del mismo modo, y a la vista de que se trata de un espectáculo "cuanto menos sádico", Verds Esquerra Ecologista del País Valencià solicita también la intervención de la Fiscalía de Menores, pues "no parece haber ningún control sobre el acceso de menores al recinto en el que se producen estos actos de barbarie". En las becerradas "no hay valores a defender. Se trata de un espectáculo de la violencia por la violencia, una fiesta de la sangre, de la tortura, de la burla del más débil hasta hurtarle la vida. Hay mucha desmesura, mucho alcohol y muy poco sentido", apunta Álvaro, que espera como su formación que la fiscalía actúe de oficio y las de este año sean las últimas becerradas celebradas en una localidad que, pudiendo presumir de otros valores culturales, como La Muixeranga o las Fiestas de la Mare de Déu de la Salut, ve empeñado su nombre por estos actos de barbarie y sus escasos defensores.
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