Vecinos denuncian que el cuerpo del animal se encontraba en un lugar accesible para cualquier persona, junto al coso l El astado pereció por fatiga
10.09.2014 | 00:10
A. BERMÚDEZ Vecinos de Sanzoles denuncian que el cadáver de un toro permaneció durante casi todo un día "en un lugar accesible a cualquiera, incluso a los niños", frente a la parte trasera de la plaza portátil fija de la localidad. El cuerpo permaneció en el lugar desde las 4 de la tarde del pasado lunes hasta ayer a media mañana.
Según fuentes municipales, se trataba de uno de los dos toros que se utilizaron en el encierro campero que se celebró en la mañana del lunes con motivo de las fiestas patronales en honor a San Sebastián. El más bravo de los dos astados habría perecido por fatiga a las pocas horas de finalizar el encierro, cuando los operarios de la empresa organizadora intentaban introducirlo en el camión que debía de llevarse a los dos bóvidos. El cuerpo del animal fue abandonado en el lugar, junto a la entrada a los toriles.
El alcalde de la localidad, Juan Jesús Gallego, afirmó a este periódico que desconoce quien tomó la decisión de dejar allí al toro fallecido, pero asegura que no se podría haber depositado ni en los toriles ni dentro de la plaza ya que "las puertas son demasiado bajas para que entre un camión a recogerlo". El regidor añade que de haber estado él presente habría ofrecido una finca de su propiedad, cercada, para guardar allí el cuerpo hasta que se pudieran hacer cargo del mismo. Desde la empresa que organizó el encierro, Esperanza Taurina, aseguran que siguieron el "procedimiento habitual" en caso de fallecimiento de un toro, que es "dejarlo en un lugar apartado pero siempre dentro del recorrido autorizado para el encierro y avisar a la empresa que gestione la incineradora de la zona para que se hagan cargo del cadáver". Esta empresa es, en el caso de Zamora, Gesucas SA.
Los responsables de Esperanza Taurina aseguran que incluso en caso de haber dispuesto de una finca cercada no habrían trasladado allí el cuerpo, ya que "no se puede transportar a un toro, ni muerto ni vivo, sin una guía de origen de un veterinario". Añaden que los operarios entendieron que ese era un rincón apartado, por estar en uno de los costados de la plaza que no da al casco urbano del pueblo, y junto al embarcadero de los toriles.
"Casos como este suceden en muchos pueblos cada año, y muchas empresas, y nadie se suele quejar", aseguran desde la empresa.
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