Júzcar se juega su futuro estos días. Si la brutal actuación del desalmado que golpeó y disparó a Atila pone en entredicho a todo un pueblo que le acoge en silencio, aún más criticable está siendo la reacción posterior de representantes municipales y algunos vecinos negándose a dar explicaciones, a pesar de los continuos intentos de diariocostadelsol.com, e intentando que pase pronto el vendaval y quede todo en el olvido.
Las redes sociales rebosan una frenética actividad alrededor del tema pidiendo #justiciaparaAtila traspasando fronteras y llegando a todos los rincones del mundo. Desde Holanda, Argentina, Colombia o Estados Unidos está recibiendo Rebeca, voluntaria que salvó a Atila junto a su pareja Matías, muestras de apoyo y ofrecimientos de ayuda económica para sufragar una importante factura veterinaria que aún no conoce y que se niega a que sea pagada por "el mismo Ayuntamiento que no está haciendo nada para encontrar al culpable y que miente en las explicaciones que da sobre lo ocurrido".
Tanta repercusión social podría estar empezando a causar un efecto negativo en la pequeña población malagueña que, desde que decidió pintar todas sus casas de azul y convertirse en el Pueblo Pitufo, vive, eminentemente, del turismo. Y es que algunas empresas turísticas, consternadas y horrorizadas por las imágenes de lo ocurrido a Atila, ya han asegurado que suspenden todas las actividades y promociones con Júzcar hasta que se esclarezca el caso y se haga justicia.
Mientras sigue la investigación policial iniciada de oficio por la Guardia Civil y el SEPRONA, con la ayuda de APDA (Asociación de Policias para la Defensa Animal), que, por ahora se mantiene en secreto, Atila continua luchando por su vida manteniendo en vilo a medio mundo que está pendiente de su lenta evolución. Hasta cinco veterinarios están siguiendo el difícil caso del animal abatido que continua en estado crítico, sedado y sondado. Rebeca relata lo "difícil que está siendo tener que decidir cada día si continuamos luchando un día más o no", lo que depende en gran medida del criterio de los profesionales veterinarios la clínica SOS Animal Catycan de la capital malagueña.
Rebeca y Matías, animalistas convencidos que luchan con uñas y dientes para defender los derechos de los animales, han ofrecido una recompensa de 1.000 euros a cambio de cualquier pista sobre el agresor de Atila. Una recompensa que piensan pagar con lo que saquen de la venta del coche de ella, ya que su sueldo normal y la situación de desempleo de su pareja hacen difícil sostener económicamente una lucha como esta, aunque asegura que "nada nos va a parar". Son muchos los ofrecimientos que ha recibido de ayuda económica y que ha rechazado en todo momento, aunque los previsiblemente caros costes de los cuidados de Atila y una posible recuperación que supondría un mínimo de seis meses de rehabilitación hacen que se estén planteando iniciar algún tipo de campaña de 'crowdfunding' o recogida de fondos.
Hoy vuelve a ser un día clave para Atila. Como cada 24 horas, deberán decidir si continúa su lucha o si se da por vencido. Si gana la vida o se impone la muerte por una inhumana acción que no puede quedar impune.
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