En diciembre (2013 )por fin llega a la gran pantalla "Febrero, el miedo de los galgos". Será en Barcelona y en enero también se proyectará en Madrid.Hemos charlado con Irene Blánquez, la directora de este documental tan importante, un proyecto que revela cómo es la actual situación del galgo en España y que, además, busca ayudar a cambiarla. Y no, no hay que tener miedo a verlo.
¿Cuál fue tu primer contacto con la situación de los galgos en España?
Fue a través de la revista "Metropolitan". Publicaron un artículo muy bello sobre la labor de SOS Galgos y la situación de los galgos en España. Me quedé atónita con las cifras de galgos abandonados cada año después de la temporada de caza, en febrero. Unos días después de la lectura del artículo, llamé a SOS Galgos y les ofrecí mi ayuda... Así empezó todo.
¿Cuánto tiempo has tardado en sacar adelante este proyecto? Porque, quizá algunos no lo sepan, pero es un documental autofinanciado…
Pues el proceso ha sido lento porque empecé el proyecto sola. Rodaba cuando podía, fines de semana, puentes y cuando empecé con el montaje pues lo mismo, sacando horas de aquí y de allí, hasta me llevé el portátil durante las vacaciones para poder ir avanzando.
Compaginarlo con otros trabajos remunerados era complicado. Aunque ha sido un proceso largo, la experiencia ha sido brutal. He conocido gente maravillosa que me ha ofrecido su ayuda para hacer posible lo que parecía imposible, he aprendido muchísimo. Tanto profesional como personalmente este documental me hace crecer día a día.
Muchas personas tienen, justamente, miedo a ver este documental. Temen enfrentarse con imágenes demasiado duras…. ¿qué les dirías?
El miedo es uno de los grandes temas de este documental, por ello el subtítulo "el miedo de los galgos". Hay gente que cree que los galgos son temerosos por naturaleza pero en realidad son seres extremadamente sensibles con muchas ganas de conectar con el ser humano, y se encuentran atrapados en una situación terrible al ser vistos como objetos de usar y tirar por los cazadores.
El mismo miedo que tienen los galgos, es el que nosotros podemos también llegar a sentir. Muchos me han comentado: "Me encantaría venir al estreno, pero no creo que pueda aguantarlo!". Nadie quiere sufrir, nadie quiere ser maltratado, utilizado ni abandonado. El sufrimiento da miedo. En este documental no busco que el espectador sufra, ni pase miedo, no se trata de un proyecto comercial, tan sólo hago visible el porqué del miedo de los galgos. Y las personas sensibles empatizarán con ese miedo. Evito el tono sensacionalista y dramático justamente porque no quiero jugar con el miedo de las personas y mucho menos frivolizarlo. Animo a verlo a las personas que tengan miedo. Yo también tenía mucho miedo cuando empecé a rodar y me alegro mucho de haberlo hecho.
¿Te costó entrar en contacto con los galgueros? ¿No recelaban de tus preguntas?
No me costó porque tuve ayuda en ese aspecto.
Los galgueros se sentían incómodos ante la cámara pero tenían ganas de dar su versión de los hechos. Querían defender la caza de la liebre y el papel del galguero. Afirmaban que por supuesto que tenían que abandonar a sus perros cuando ya no les servían para correr. Era curioso ver como defendiéndose se retrataban más.
La palabra perro, ¿qué significado crees que tiene para un galguero?
Para los galgueros que yo conocí: - Atleta con valor económico, animal poco inteligente, algo que está al servicio del hombre para su explotación... Un juguete que sabe correr.
¿Qué ha sido para ti lo más gratificante y lo más difícil de rodar ‘Febrero, el miedo de los galgos’?
Es difícil elegir... Quizás lo más gratificante ha sido el hecho de realizarlo. Era todo un reto, una idea y ahora es una realidad. También las personas maravillosas que he conocido, los momentos que he compartido con cada uno de ellos, toda la gente, que no es poca, que ha creído en el proyecto y ha colaborado desinteresadamente...
Lo más difícil fueron las escenas en Andalucía, por el sufrimiento silencioso de los animales, no sólo los galgos, sino los perros callejeros, los caballos atados todo el día... filmarnos y no poder hacer nada por ellos me hacía sentir muy mal.
¿Te has quedado con ganas de poder ahondar en algún aspecto relacionado con la vida cotidiana de los galgos?
Hay cosas que no toqué pero fue intencionadamente, por ejemplo la historia de los galgos, o el negocio compra / venta de estos... hay muchos robos y algunos de estos galgos tienen un alto valor económico pero para este documental no me interesaba reflejar este tema ya que quería que el film se basará en las emociones de los galgos y no en los intereses de las personas.
Tampoco quise recrearme en el maltrato que sufren, así que no hay imágenes brutales en ese aspecto, sino más bien hice énfasis en el abandono masivo y normalizado y en la falta total de empatía hacia ellos.
Tú has adoptado a un galgo ¿ha sido consecuencia de tu trabajo en este documental?
¡Por supuesto! He adoptado a una de los galguitas que aparece en el docu. Hubo una conexión especial y finalmente conseguí rescatarla. Es un amor y me hace muy feliz ver como cada día que pasa confía un poquito más en mí y tiene menos miedo.
Cuéntanos algo sobre Perla… Desde que está contigo, ¿notas que algo ha cambiado en su mirada?
A ella le ha cambiado la cara por completo, su hocico, sus orejas, tenía una mirada tensa, felina, medio perdida. Ahora ya no veo tanto su escudo, ya deja que veamos su miedo, sus grandes ojos brillantes, su colita cada vez más curvada hacia arriba. Me da una lección diaria de superación, paciencia y amor. La adoro.
La labor de voluntarios y de organizaciones como SOS Galgos es crucial, ¿qué podemos hacer para apoyarles?
Podemos empezar hablando de lo que sabemos de la situación de los galgos, compartiendo información con amigos, familiares, en el trabajo, en nuestras redes sociales. Necesitamos hacer visible la realidad de los galgos. Cada año más de 50.000 galgos son abandonados o sacrificados por sus dueños.
Hay personas que quieren ayudar pero no tienen tiempo, podrían por ejemplo, donar dinero para operaciones, para medicación... Quién dispone de algo de tiempo puede ayudar como casa de acogida, como voluntario... Hay quien sabe hacer abriguitos para los galgos y puede venderlos y donar los beneficios. En mi caso hice lo que mejor sé hacer. Por pequeña que parezca cada ayuda, esta cuenta y es muy importante.
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