Alexandre Callet, el propietario del restaurante parisino Les Ecuries de Richelieu, se ha tomado aquello del derecho de admisión muy a pecho y, mientras permite la entrada a los perros, ha prohibido nada más y nada menos que el acceso de banqueros a su establecimiento de lujo. ¿El motivo? Afirma que le han tratado “como un perro“. Amor, con amor se paga.
El hostelero francés, de 30 años de edad, tomó la polémica decisión tras serle denegada la solicitud de un préstamo de 70.000 euros para abrir un segundo restaurante. Algo que, en principio, era hasta cierto punto incomprensible dado que el volumen de negocio del establecimiento había sido de 300.000 euros en 2015.
Tras recibir la noticia, Callet decidió colocar en la acera una pizarra en la que, en lugar de las ofertas o el menú de día, se lee: “Los perros son bienvenidos. Banqueros prohibidos (a menos que paguen 70.000 euros como derecho de entrada)”
Y es que el mal rollo del joven empresario con el sector bancario viene de tiempo atrás, de cuando en 2009 intentó abrir su primer restaurante en la capital francesa. Llegó a ser rechazado en veinte ocasiones antes de que una entidad bancaria se dignase a darle un crédito. Afirma que su caso es un reflejo de la forma vergonzosa en que los bancos en Francia tratan a los propietarios de negocios pequeños. Y afirma que para obtener financiación poco menos que “hay que ponerse a cuatro patas”, después de verse forzado a abandonar sus planes de abrir un segundo restaurante.
“Nunca he tenido problemas financieros y, sin embargo me encuentro en esta situación. Los banqueros no están haciendo su trabajo. Por eso es que tenemos tantas empresas en Francia que tienen que recurrir a la financiación colectiva“.
Entrevistado por la edición francesa de The Local, el indignado emprendedor también ha comentado:
“Esto no es un puesto de kebabs. Mi restaurante está en la guía Michelin y es frecuentado por estrellas de cine. Muchos de los banqueros de los que me han rechazado eran clientes asiduos. Creo en la reciprocidad. Tenía que darles una respuesta. Si me golpeas, yo te golpeo. Cada vez que venga un banquero y yo le reconozca como tal, no le dejaré entrar en mi restaurante. Me trataron como un perro, así que yo… les niego el acceso“
Quizá Alexandre Callet pueda redondear su venganza incluyendo en su carta elvino español dedicado a los banqueros: Gran Cerdo, nacido en una pequeña bodega riojana cuando a su propietario los bancos también le denegaron un crédito de solo 6.000 €.
“Me dijeron que el vino no es bien embargable, así que si quería los 6.000 euros necesitaba un aval de mis padres. Me pareció ridículo, así que reuní el dinero entre amigos y cambié el nombre del vino a Gran Cerdo, porque el tipo que me negó el crédito era un tocino, morfológicamente, un cerdo”.
Así que en su etiqueta lleva el siguiente texto tal y como reproduce la página Oro Rojo:
Gran Cerdo es un gran vino dedicado a los directores de banco que nos negaron préstamos aduciendo que el vino no era un bien embargable. Corpulentos, sudorosos y trajeados personajes, algún día descubriréis que las cosas más importantes de la vida no se pueden embargar.
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