Aseguran que hay una relación entre los períodos de floración de algas que producen toxinas y las muertes de crías de ballenas en Península Valdés.
Un alga que genera toxinas como las que afectan a los seres humanos por la ingesta de mariscos con altas concentraciones de esa sustancia, sería la causante de la muerte de las crías de Ballena Franca Austral según un estudio de científicos estadounidenses y argentinos.
La investigación fue publicada hace días en la prestigiosa revista Marine Mammal Science y según los científicos, la muerte de ejemplares jóvenes de ballena en las costas de Península Valdés estaría relacionada con floraciones de algas tóxicas Pseudo-nitzschia, que son del mismo tipo que las que a veces fuerzan a prohibir la recolección de almejas y otros mariscos.
La investigación se inició a partir del hallazgo de gran cantidad de ejemplares de Ballena Franca Austral muertos en las costas patagónicas, especialmente en las costas de Península Valdés, en su mayoría de muy corta edad, ya sea cachorros de pocas semanas o juveniles.
En total fueron más de un centenar las crías que aparecieron muertas en los últimos años y no se sabía con certeza cuál sería la causa de la muerte prematura de los cetáceos, pero ahora un equipo de investigadores con base en Estados Unidos y Argentina trabajaron en conjunto y afirman que el principal sospechoso es el alga Pseudo-nitzschia.
La investigación fue realizada por un equipo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y su Servicio de Pesca Oceánica, así como otros científicos de Estados Unidos y Argentina, quienes descubrieron que la muerte de ballenas en Península Valdés estaba vinculada a las concentraciones de las algas tóxicas.
“Los números oscilaron en torno al mismo punto y al mismo patrón”, indicó Cara Wilson, oceanógrafa del Fisheries’ Southwest Fisheries Science Center Noaa y autora principal del artículo. La investigadora señaló como inusual “la frecuencia de repetición de la floración. Por lo general no ocurren muertes cada año, pero entre 2007 y 2013 las crías murieron en gran número todos los años”.
De acuerdo al informe, cuando existe una gran densidad del alga Pseudo-nitzschia, algunas especies pueden producir una potente neurotoxina llamada ácido domoico, que es la causa por la cual las ballenas más jóvenes fallecen y por consiguiente, cuando la densidad de algas se reduce, también lo hace el número de muertes de estos cetáceos. “La correlación no es una prueba definitiva de que las algas causaran la muerte, pero es muy probable”, según expertos.
Según el trabajo publicado por la revista Marine Mammal Science, “este hallazgo no solo es válido para la región sur de Argentina, ya que demuestra que algunas de las criaturas más grandes del océano pueden ser vulnerables a las floraciones de algas que se espera que aumenten con el cambio climático” y en ese sentido indicaron que una de las floraciones más grandes de algas dañinas de este tipo golpearon la costa oeste de Estados Unidos a principios de 2015, tras casi un año con la temperatura del agua inusualmente cálida en la costa.
Consumen algas
De acuerdo al artículo, los científicos saben que las ballenas pueden consumir directamente las algas tóxicas, ya que filtran el agua del océano para la comida o puedan estar expuestas indirectamente a través de sus presas, que también pueden alimentarse de las células de algas tóxicas. Pero las floraciones pueden ser muy irregulares, con altas concentraciones en algunos lugares, pero no en otros. Los científicos también tienen dificultades para obtener sangre o tejidos de las ballenas afectadas. Sólo unas pocas ballenas argentinas fueron analizadas para el ácido domoico con niveles detectables de la toxina.
Eso puede ser debido a que la toxina es soluble en agua y las ballenas la eliminan a través de la orina y las heces. Las heces de las ballenas argentinas adultas hicieron la demostración de que habían estado expuestas a la toxina, aunque no necesariamente en concentraciones suficientemente altas como para matarlas sobre la base de datos de estudios anteriores de otras poblaciones de ballenas francas.
Sin embargo, la investigadora Victoria Rowntree, del Programa de Monitoreo de Salud de la Ballena Franca Austral sostiene que “los ballenatos pueden ser diferentes” y se basa en estudios sobre roedores que descubrieron que los niveles de toxinas que no dañan a los adultos pueden causar efectos sobre el desarrollo de los fetos. Mientras que las ballenas adultas pueden excretar la toxina, los fetos pueden ser bañados en ella y luego podrían nacer en estado comprometido, dijo la docente asociada a la Universidad de Utah. “Si esto sucede en tierra es posible que veamos que algo está mal; pero con las ballenas en el agua, las convulsiones son raramente observadas y son probablemente fatales”.
Dada la falta de evidencia sólida, el nuevo estudio no prueba definitivamente que el alga tóxica causase el aumento en las muertes de ballenatos. “Pero sí ofrece una fuerte evidencia circunstancial, y coloca a los investigadores en una mejor posición para entender los posibles impactos de futuras floraciones de algas”, dijo Gregory Doucette, oceanógrafo de Servicio Oceánico de la NOAA, y también coautor del papel.
diariojornada.com.ar
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