Rafael Mercado, Roque, Sebastián y Gringa. Silvia Granara
Roque y Sebastián vieron cómo otro conductor atropellaba al animal. Hicieron una pausa en su trabajo y se hicieron cargo.
Hoy buscan a los dueños de la mascota, ya recuperada.
Hoy buscan a los dueños de la mascota, ya recuperada.
Roque Villafañe y Sebastián Arias son recolectores de residuos. A diario recorren las calles liberándolas de desperdicios, de lo que ya no vale nada y, por lo tanto, merece ir a la basura. La rutina, sin embargo, no les nubla la mirada. El sábado 22 de agosto, mientras hacían su recorrido habitual en el camión de Agrotécnica Fueguina por barrio Policial (calle Abel Cornejo al 1800), entre frenada y frenada, alcanzaron a ver cómo una camioneta atropellaba a una perrita y la arrastraba varios metros, dejándola gravemente herida. El conductor se declaró "demasiado ocupado" para ayudar y se fue.
En cambio, Roque y Sebastián -con ayuda de su compañero de equipo, Rafael Mercado- decidieron involucrarse. La vida del animalito y su evidente dolor no les pareció "poca cosa" como para seguir de largo. Levantaron a Gringa -cuando un perrito deja de ser "nadie", por lo general se lo bautiza- y pidieron permiso al supervisor para llevarla a una veterinaria. En Salud Animal, la doctora Valeria Buttazzoni le brindó los primeros auxilios, pero el pronóstico no fue bueno: Gringa tenía una pata quebrada y otra con heridas profundas en las almohadillas.
Aconsejados por proteccionistas, los dos recolectores solicitaron ayuda luego a Zoonosis y el animalito fue derivado para ser intervenido gratuitamente en la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Ucasal. Le colocaron clavos en la patita quebrada y fue trasladado nuevamente a la veterinaria Salud Animal, donde actualmente espera a sus dueños. La atención de Gringa demanda gastos que sus dos salvadores ya no pueden afrontar. "La deuda con la doctora, que nos ha dado una mano tremenda, crece a diario y es entendible porque la perrita requiere curaciones y comida. Necesitamos encontrar a los dueños de Gringa. Debe tenerlos porque cuando la socorrimos tenía un collar verde antipulgas. Además es una perra superentendida. Si esto no se da, igualmente necesita urgente un hogar", señaló Roque.
Gringa tiene alrededor de un año y medio. Es una perra de pelaje amarillo, porte grande. Posiblemente hubo algún labrador entre sus ancestros. Es muy dulce y obediente.
Roque y Sebastián son el claro ejemplo de que las montañas se mueven cuando alguien decide actuar, transpirar y dar una mano a quien lo necesita, por más que ese otro sea solo un perro. Ellos no pueden quedarse con Gringa porque ya tienen muchas mascotas en sus casas. Su capacidad de entender que el ser humano no puede ser indiferente al dolor de otro ser vivo e indefenso no es nueva: lo ejercitan con frecuencia en sus recorridos: "A nosotros nos ha tocado ver cosas espantosas.
Más de una vez hemos sacado gatitos y hasta un conejo del camión, apenas minutos antes de ser compactados. La gente los deja encerrados en cajas, en la basura, condenados al peor final", contó Roque.
Si Gringa es tu perra, llamá al 154032583. Si no lo es pero querés ofrecerle un hogar, completando la historia que iniciaron estos héroes de uniforme gris, haceles la segunda y discá.
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