Un corto paseo por el centro de Durango y nos basta para encontrar un trozo de salchicha repleta de alfileres. Amy se comió una exactamente igual. Un bocado que pudo tener trágicas consecuencias. Pero ha tenido suerte, en las radiografías se aprecia que sólo llegó a ingerir un alfiler. Esta mestiza de pastor vasco y alemán no ha sido la primera víctima del desaprensivo que está sembrando los parques de Durango de tentadoras salchichas con munición. "Parche", fue la primera en probarlas. Tras una semana ingresada acaba de recibir el alta. Ha tenido que ser intervenida quirúrgicamente para extraerle los nueve clavos que se comió en la salchicha. Parche paseara a partir de ahora con el bozal puesto. Su dueña tiene miedo. El mismo que tiene Amaia. Por eso una y otra ya han denunciado lo ocurrido. Quieren evitar, a toda costa, que maten a sus perros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario