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miércoles, 10 de septiembre de 2014

Un grupo de menores atemoriza a los vecinos de Marinaleda tras matar a casi 30 animales

Los supuestos maltratadores «se ensañan» con los perros y «asaltan» casas para robarlos. «En el pueblo no queda un sólo gato vivo», comentan.
Ismael G. Cabral - 08 septiembre 2014
Desde que llegaron a Marinaleda hace siete años por circunstancias familiares, Manuel y Elena siempre se han sentido en el punto de mira por su dedicación a cuidar animales rescatados de la calle.
Pero en los últimos meses la situación se ha descontrolado por la presencia de «una banda de, entre cuatro y seis, menores de edad [entre 15 y 17 años] que se dedican a maltratar y matar perros, sean callejeros o tengan dueño», explican con el corazón en vilo. Han sido varios los vecinos, de distintos perfiles, que han recibido la visita de este grupo de adolescentes. Como consecuencia de ello, en el Cuartel de la Guardia Civil de la vecina localidad de Herrera –Marinaleda, municipio de la Sierra Sur sevillana, no cuenta con presencia de ningún cuerpo público de seguridad dependiente del Ayuntamiento– hay constancia de dos denuncias y varios avisos atendidos, con cerca de 30 animales muertos por ahorcamiento, envenenamiento o quemados. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) también se encuentra al tanto de los hechos.

«Se aprovechan de que son menores para cometer sus actos», cuenta Elena aterrorizada tras enterrar este fin de semana a una de sus perras, intoxicada, y tener que hacer lo propio la pasada semana con Negrito, un pequeño mestizo que encontró ahorcado en su hogar. «Lo hacen por hacer daño». Y su parcela, donde viven recogidos de la calle una veintena de perros, parece ser el blanco perfecto, según reconoce la propia Guardia Civil, que ya se ha desplazado hasta en dos ocasiones a este lugar. Los agentes reclaman pruebas para poder identificar a los maltratadores, aunque en buena parte del pueblo se da por cierto quienes son y dónde viven

En otro extremo de la localidad, Javier C. ha visto como desaparecían tres de sus perros de caza. «Por esta zona siempre se han visto galgos ahorcados; pero esto es nuevo, los roban para torturarlos y matarlos; pero aquí la gente tiene mucho miedo de denunciar porque es un pueblo muy pequeño…», argumenta exigiendo la máxima discreción. La misma que tuvo Alberto, que pudo recuperar a su perro reclamándoselo directamente a su ladrón: «Me planté en la puerta de su casa y amenacé con ir a la Guardia Civil, al final me lo dieron, y ya no quise denunciar, lo último que quiero son problemas», reconoce.
El hurto es otra de las dedicaciones de la banda. De la parcela de Elena se han llevado hierros y una batería de tractor. Pero lo único que le preocupan son sus animales. «De este pueblo han desaparecido los gatos, antes de emprenderla con los perros, soltaban a perros de presa para que los cazasen; no quedó ni uno sólo», dice sin perder de vista la valla que delimita su terreno.Ella y su pareja duermen allí, en el interior de un coche, para poder proteger a la manada. «No tenemos dinero, somos personas muy humildes y no está en nuestra mano contratar vigilancia, esto es lo más que podemos hacer», lamentan.

El caso ya ha llegado a oídos de diferentes protectoras de animales de Sevilla; que estudian la posibilidad de ayudar a los vecinos afectados. Pero la solución no es sencilla. «Cuando la Guardia Civil acude el delito ya se ha cometido… además, son menores que provienen de familias desestructuradas», opina otro marinaleño que ha optado por no permitir que su perro salga más solo a la calle. «Marinaleda es un pueblo inseguro, con un alcalde ausente y donde los animales no cuentan», acusa Elena mientras cinco de sus menudos perros la protegen con inofensivos ladridos.

fuente: elcorreoweb.es

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