Un estudio de la Universidad de Arizona realizado por John J. Wiens y Ignacio Quintero llega a la conclusión de que los vertebrados no podrán evolucionar lo suficiente como para adaptarse al calentamiento global, pues muchos de ellos tendrían que evolucionar 10.000 veces más rápido que como lo han hecho en el pasado para poder adaptarse al cambio climático esperado para los próximos 100 años.
Estos científicos analizaron cómo de rápido 540 especies todavía existentes se adaptaron en el pasado a los cambios climáticos. En esas 540 especies se incluían los grupos más importantes de vertebrados: anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Compararon después esos ritmos de evolución con el ritmo que sería necesario para adaptarse al cambio climático actual. Es el primer estudio que ha comparado ambas cosas.
Según los resultados obtenidos parece que los vertebrados terrestres parecen evolucionar demasiado lentamente como para poder adaptarse a los cambios drásticos que se esperan en el clima para 2100. Según los autores muchas especies se extinguirán incapaces de poder moverse o aclimatarse a las nuevas circunstancias.
Cada especie tiene un nicho climático con unas condiciones de temperatura y de precipitación dadas que vienen con el lugar en donde viven y que le permiten sobrevivir. Así, algunas especies sólo pueden sobrevivir en áreas tropicales y otras en climas fríos o templados. Otras sólo viven en desiertos o en las montañas. Un cambio brusco en esas condiciones impide sobrevivir a esas especies si no pueden emigrar. Este estudio dice que el cambio climático es tan rápido que muchas de esas especies no podrán adaptarse al ser la evolución demasiado lenta.
La realidad es que en promedio las especies sólo pueden evolucionar para adaptarse a un cambio de 1 grado centígrado por cada millón de años. Pero se espera un aumento de 4 grados en los próximos 100 años según el IPCC.
En su análisis estos investigadores estudiaron el árbol filogénetico de 17 familias de animales basándose en los datos genéticos disponibles. De este modo pudieron deducir cuándo una especie se escindió de la rama principal. Luego combinaron estos resultados con datos sobre los nichos en los que vive cada especie para estimar los ritmos a los cuales evolucionaron los nichos climáticos de las distintas especies. Además usaron datos climáticos. Todo esto les permitió deducir el ritmo al que estas especies habían evolucionado en el pasado para adaptarse a cambios climáticos. Ese ritmo era de uno a dos grados en el curso de unos pocos millones de años.
Comparando este resultado con el cambio esperado por el IPCC se deduce que el ritmo evolutivo es unas 10.000 veces inferior al necesario para adaptarse. Según estos resultados casi todos los grupos tienen especies que están en peligro, en particular las tropicales.
Las especies pueden responder a estos cambios mediante la aclimatación en lugar de con la evolución o emigrando a zonas en las que las condiciones les sean más favorables. Así por ejemplo, las especies pueden subir a lo largo de las montañas para así disfrutar de temperaturas más bajas, algo que ya está sucediendo.
Algunas especies pueden resistir de este modo se enfrentarán a la extinción, que es el resultado más probable, pues la aclimatación o emigración no siempre son posibles.
Uno de los factores que parecen ser más importantes a la hora de determinar el destino final de una especie bajo el cambio climático es la disponibilidad de comida. Así, si por ejemplo el clima se hace más seco la hierba se hace más escasa y algunos herbívoros simplemente se mueren de hambre.
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