El marido denuncia que un responsable de Sanidad le ha exigido las llaves de casa para matar al animal y asegura que si su mujer se entera “se queda en el sitio”
El marido de la enfermera contagiada de ébola, pese a estar en aislamiento, ha concedido una entrevista al diario El Mundo en la que asegura que su mujer “hizo todo lo que la dijeron” y que en ningún momento refirió ninguna preocupación sobre que hubiera podido enfermarse. Además, J. –identidad del marido- ha asegurado que la Comunidad de Madrid le ha llamado para exigirle el acceso a su casa para sacrificar al perro de la familia.
El marido de la enfermera contagiada de ébola, pese a estar en aislamiento, ha concedido una entrevista al diario El Mundo en la que asegura que su mujer “hizo todo lo que la dijeron” y que en ningún momento refirió ninguna preocupación sobre que hubiera podido enfermarse. Además, J. –identidad del marido- ha asegurado que la Comunidad de Madrid le ha llamado para exigirle el acceso a su casa para sacrificar al perro de la familia.
“Nos ofrecieron llevarle a una clínica, para que estuviera bien atendido y en observación, para hacerle analíticas y seguir el protocolo, pero en principio no hay contagio de personas a animales ni de animales a personas…” comenta J.
“Sacrificar al perro sí o sí”
Sin embargo, la situación ha cambiado en las últimas horas: “Y ahora me llama este Zarco (Julio Zarco, director general de Atención al Paciente de la Comunidad de Madrid) y me dice que hay que sacrificar el perro sí o sí, que si le doy mi autorización. Y le he dicho: ‘Mi autorización no la tienes’”, explica airado.
“Con un besito le sacrifican”
“Y me han dicho que si no les doy mi autorización, van a pedir una orden judicial y van a entrar en casa por la fuerza para sacrificar al perro. Ayer no me dijeron eso. Me ha querido comer la oreja, que yo les dejara las llaves de casa y con un besito le sacrifican. Entonces qué hacemos, ¿que a mí me sacrifiquen también? Como no saben si lo tengo o no, que me sacrifiquen a mí también, ¿no?”, añade J.
“Se queda en el sitio”
“El perro no tiene problema, tiene toda la casa para él, la terraza abierta para que haga sus necesidades… Se puede cagar por la casa, tiene 15 kilos de pienso, tiene agua… Como si pasa 20 días solo. Se porta bien, no molesta… Y mi mujer no sabe nada, pero ella, que es la paciente, la que tiene el ébola, le dices eso y se queda en el sitio”, concluye.
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