3 Julio
Miles de velas se encendieron anoche pidiendo #justiciaparaAtila con la esperanza de evitar lo inevitable.
Después de casi una semana de su rescate, su cuerpo no ha podido aguantar las tremendas heridas causadas por un agresor que sigue oculto y al que busca el SEPRONA, Servicio de Protección Animal de la Guardia Civil. Pero Atila no muere. Atila ya se ha convertido en el símbolo de la lucha de toda una sociedad contra el maltrato animal y contra su impunidad.
Después de casi una semana de su rescate, su cuerpo no ha podido aguantar las tremendas heridas causadas por un agresor que sigue oculto y al que busca el SEPRONA, Servicio de Protección Animal de la Guardia Civil. Pero Atila no muere. Atila ya se ha convertido en el símbolo de la lucha de toda una sociedad contra el maltrato animal y contra su impunidad.
Rebeca y Matías, la pareja que lo está dando todo por defender a "todos los Atilas que han muerto", no pueden creer que un ser humano haya sido capaz de apalear y disparar así a un indefenso animal y sólo las multitudinarias muestras de apoyo llegadas desde todo el mundo les congratulan con una raza humana que, por momentos, parece haber perdido el norte.
Cuando contactaron por primera vez con esta pareja de voluntarios para avisarlos de la presencia de un rottweiler por los alrededores de Júzcar, Atila ya tenía una herida en la cabeza. Una semana después los volvieron a llamar para decirles que también tenía una enorme herida en la pata derecha trasera. Una hora de camino más tarde llegaban al Pueblo Pitufo. El color azul de sus casas contrastaba con el rojo de la sangre de Atila que teñía sus ropas y sus manos al sacarlo de donde se había refugiado mientras la gente les miraba atónita, a escasos metros de un Ayuntamiento que asegura haber hecho “todo lo posible para no llegar a este extremo”.
La concejala juzcareña Ángeles Fernández ha explicado a diariocostadelsol.com su relato de lo ocurrido “pidiendo para Júzcar la misma justicia que para Atila, porque un pueblo entero no puede pagar la barbaridad que ha hecho una sola persona”. Animalista convencida y concienciada con la causa, explica haber “intentado por todos los medios capturar a Atila contactando con asociaciones y refugios”, pero se mostraba “esquivo y, a veces, violento”. Relata que “tras una semana sin ser visto, volvió a aparecer con una herida de escopeta en la pata trasera” que asegura “no se produjo en el pueblo, es imposible, alguien hubiera escuchado algo y no ha sido así”, por lo que mantiene que seguramente fue “o en los alrededores o en algún pueblo vecino donde le pegaron el tiro”.
Ángeles Fernández se siente impotente por todo lo que está pasando y que “está manchando el nombre de todo un pueblo, ojalá pudiéramos dar el nombre de quien lo ha hecho, pero no lo sabemos”. El Ayuntamiento de Júzcar emitió un comunicado condenando el acto y ha manifestado su voluntad de presentarse como acusación particular en el caso, “es todo lo que el Consistorio puede hacer”, lo que no quita que se haya sentido muy afectada al conocer la noticia del sacrificio de Atila porque “esperaba de corazón que sobreviviera y quiero que el que lo ha hecho lo pague, pero no a costa de mi pueblo”.
Largas operaciones y duras esperas. Muchas visitas y caros cuidados veterinarios. Momentos muy difíciles para Atila y para toda una comunidad que se reunía virtualmente en las redes sociales para conocer como evolucionaba un perro que ya estaba en el corazón de todos. No pudo ser. Esta vez la barbarie ganó la partida a la inocencia de un animal abandonado que encontró la muerte por cruzarse en el camino de un desalmado. Pero queda la lucha por evitar que más Atilas terminen como él y para que se haga justicia con los asesinos.
Fotos de @YolandaC4
Fuente: diariocostadelsol.com
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