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lunes, 28 de septiembre de 2020

El puma deja de ser plaga y objeto de caza y se convierte en atractivo turístico

 

“Los que crían ovejas sí tienen problemas con los pumas -siguió- y para que dejen de cazarlos estamos trabajando con perros pastores, que les dan muy buenos resultados, no sólo para evitar ataques de pumas sino también de zorros y de perros de ciudades, como Perito Moreno y Los Antiguos, que van en jauría a los campos y hacen terribles matanzas de ovejas”.

Por el momento, los “perros protectores de ganado” son traídos de Río Grande, en Tierra del Fuego, pero la Fundación comenzó con un plan para establecer un criadero, ya que su presencia bajó a cero la matanza de ovejas.

Sobre el avistamiento turístico, señaló que “al puma se lo ha dejado de cazar y entonces empieza a ser sumamente confiado con la gente, igual que guanacos y choiques, porque ya no les hacen daño, y no escapan, y así empieza a haber encuentros cada vez más frecuentes en los paseos”.

Sobre el habitual temor de los turistas a ser atacados por un puma, aclaró que “no hay accidentes de ataques a personas; tendría que ser algo muy excepcional”, y aseguró que “muere más gente en el mundo atacada por un perro doméstico que por un gran felino, cualquiera sea la especie”.

Tras apuntar que “hay que ir con un guía para rastrear a los animales”, puntualizó que “de todos modos, en Argentina mucha gente camina por lugares donde hay pumas, sólo que no lo sabe o no los ve, como quienes hacen trekking por los parques nacionales Lanín o Los Glaciares, o en el Iguazú con el yaguareté, y no hay de ataques a personas”.

El experto añadió que “en los senderos donde hay pumas, existen protocolos para el caso de que el visitante se encuentre muy cerca y el animal no huya, que es quedarse parado, mirarlo de frente, no correr, agitar los brazos para parecer más grande, hacer ruidos, y eso será suficiente para que el animal se vaya”.

“Nuestros guías y biólogos andan por el campo y siempre ven pumas, pero el puma siempre ve primero a la gente, y cuando los dos se ven el puma se queda quieto, a unos 70 u 80 metros y si la persona no hace nada para molestarle, permanece en el lugar hasta que el humano se va”, contó.

El tema del puma se enmarca en una tarea de desarrollo de un ecoturismo basado en la observación de fauna, que incluye otras especies del Parque Patagonia Argentina, conformado por las 102.000 hectáreas del Parque Nacional y otras 65.000 de la Fundación, en proceso de “renaturalización” para también ser donadas y sumadas a esa reserva estatal.

Di Martino aclaró que a diferencia de Chile, donde se ven muchos pumas, del lado argentino todavía no se puede garantizar en un 100% el avistamiento del animal, en una excursión, pero el guía puede mostrar evidencias de su presencia, como pisadas, excrementos, restos de animales cazados -generalmente guanacos- y explicar cómo fue la caza y qué ocurrió en el lugar.

Sobre el beneficio a la economía local, se extiende más allá del guía o traqueador, y mueven otros sectores, como operadores, gastronomía para algunas excursiones, transporte, alojamientos locales comerciales y otros servicios y actividades, entre ellos los estancieros, a quienes se ofrece capacitación para esta propuesta.

Fuente: Gustavo Espeche Ortiz. Telam



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