El joven tuvo que tomar la decisión de regresar a pie desde Ecuador hasta Venezuela por dificultades económicas generadas por la pandemia. En el trayecto lo acompañó su perrita, Cholita, a la que le fabricó unos zapatos de tela para evitar que sufriera daños en sus patas
Debido a la pandemia del covid-19, la situación se tornó inestable y tuvo que tomar la decisión de regresar a Venezuela. En la publicación relata que en los últimos meses se quedó sin trabajo y los ingresos que recibía no eran suficientes para poder mantenerse en Ecuador. Él emprendió el viaje con un grupo de migrantes y decidió viajar con Cholita, su mascota, una pequeña mestiza y su fiel compañera.
El venezolano Albert Caballero afirma que, teniendo en cuenta las condiciones del viaje, se le ocurrió proteger y cubrir las patas de su perrita Cholita para así evitar que sufriera heridas por el extenso trayecto de más de 1.000 kilómetros a pie. Su mascota llevaba vendadas sus patas con una tela, además de pedazos de caucho que Albert consiguió en el camino y que le sirvieron de protección.
Albert también contó con la ayuda del grupo de migrantes que se ofreció a cargarla cuando se sintiera muy cansada. Al igual que muchos venezolanos, el joven migró buscando oportunidades que no tuvo en su país. Cuando llegó a Ecuador, la pandemia hizo más difícil la búsqueda de trabajo.
Se tuvo que rebuscar en la calle, y lo que ganaba no era suficiente para pagar los trámites de documentación para legalizarse en ese país. Como pasa con otros migrantes venezolanos, decidió que lo mejor era regresar y en otra oportunidad lo volvería a intentar, pero no quiso dejar atrás a Cholita.
El médico le indicó que la perrita había sufrido algunos daños en sus patas producto del viaje. Además de ser atendida por la desnutrición que presentaba, Cholita fue desparasitada y le indicaron tratamiento por una hernia que detectaron en su cuerpo.
El venezolano agradeció en su publicación a todas las personas que le ayudaron en todo el camino hacia su país natal. Aunque fue una idea que lo hizo dudar un poco, estaba consciente de que su perrita quedaría en situación de calle, pues no tenía un conocido que pudiera hacerse cargo de ella.
Juntos nos enseñan que, a pesar del dolor, la pérdida y el rechazo, siempre habrá en el mundo alguien capaz de darlo todo por nosotros”, concluyó el joven.
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