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martes, 24 de noviembre de 2015

La historia del granjero que no pudo seguir matando animales

Estados Unidos - Un buen día, Comis tomó una decisión: cerró su negocio y envió a los cerdos que quedaban a refugios de animales de granja. Abrió de nuevo la granja, pero esta vez para cultivar verduras y hortalizas

Durante 10 años como granjero, Bob Comis envió al matadero a más de 2.000 cerdos. Su granja era una pequeña granja “ecológica” y él intentaba darles una buena vida. Su negocio prosperaba y parecía tener todo lo necesario para ser feliz. Todo, menos la conciencia tranquila.

«Estoy atormentado por mis recuerdos, como fantasmas, de 2.000 cerdos», afirmaba Bob Comis en su columna del periódico The Huffington Post, en la que contaba sus experiencias como granjero y en la que finalmente se preguntaba si tal cosa como la “carne ecológica” es realmente posible.

Poco a poco, Comis fue encontrando su trabajo de granjero más difícil. Se dio cuenta de que le encantaba pasar tiempo con sus cerdos. Les ponía nombres, les observaba mientras buscaban raíces entre los árboles y, a su vez, ellos le observaban a él con su inteligente y apacible mirada. Los cerdos le seguían y buscaban sus caricias.

Observador y estudioso del comportamiento humano y animal, Bob Comis no podía reconciliarse con la idea de lo que él llamó “el problema de El Último Cerdo”: los cerdos son inteligentes animales extremadamente sociales. Sufren si no pueden desarrollar su comportamiento natural creando lazos con sus compañeros. Este sufrimiento se hace especialmente intenso para él último cerdo de cada partida destinada al matadero. Este último cerdo se queda siempre solo, todos sus compañeros ya han sido degollados y él espera su turno, aterrorizado, sabiendo lo que les ha pasado a sus compañeros y sabiendo lo que le va a pasar a él.

Un buen día, Comis tomó una decisión: cerró su negocio y envió a los cerdos que quedaban a refugios de animales de granja. Abrió de nuevo la granja, pero esta vez para cultivar verduras y hortalizas. Además, dejó de comer carne y pasó a llevar una vida compasiva con los animales, «Mi experiencia con mis cerdos fue tan profunda e intensa que no decidí no comer carne nunca más. Ser vegano se ha convertido en una parte central de mí», declaraba.

Ahora, toda esta apasionante historia se está convirtiendo en un documental que ningún amante de los animales se debería perder. ¿El título del documental?, no podía ser otro: El Último Cerdo. Un trabajo aún en fase de producción que busca donativos para poder ver la luz. La historia de cómo un granjero, un buen día, miró a los ojos de los animales a los que iba a enviar al matadero y pensó, “No puedo hacerlo. No volveré a hacerlo. Nunca más”.

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1 comentario:

  1. QUE LINDA HISTORIA... COMO QUISIERA QUE TODOS LOS GRANJEROS PUEDAN CAMBIAR SU FORMA DE PENSAR.. ES TRISTE VER COMO LOS ANIMALES SUFREN EN LOS MATADEROS...LLENOS DE TEMOR

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