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lunes, 20 de abril de 2015

Amor por los animales: en su casa cuida a 50 perros callejeros

Sólo quien ama con pasión a los animales puede entender el trabajo de Silvia Chirino (61), una vecina de Avellaneda que convive con 50 perros callejeros a los que cuida y alimenta para luego darlos en adopción. “Dicen que estoy loca pero para mí es una locura linda”, cuenta.

Su casa de Piñeiro se llenó de animales que poco a poco fueron apropiándose del lugar. Están por toda la casa: en la cocina, el living, los dormitorios e incluso la terraza. Se los puede ver tirados en el sillón, reposando sobre los escalones o subidos a la cama de Silvia.“Todo comenzó hace 15 años empecé con siete y luego se fue incrementando el número”, dice la vecina, quien durante mucho tiempo limpió casas, atendió un almacén y trabajó como empleada administrativa. Ahora, ya jubilada, sólo se dedica a sus “amores”.
Avellaneda - Silvia Chirino (61) los rescata, cura y alimenta para luego darlos en adopción. Un grupo de amigas le ayuda a bañarlos. "Dicen que estoy loca pero para mí es una locura linda", cuenta.
Se acuerda del nombre de los 50. Muchos de ellos se basan en personajes que le gustan como La Chiqui (por Legrand), que es flaca y esbelta; Marley (el conductor), Jagger, Fiona, Sherazade y Mihriban (de “Las mil y una noches”). Todos ellos son, como los llama Silvia, raza“calle, cordón y vereda”, y están a la espera de una familia que los adopte y les dé el mismo cariño que ella.

Todos son raza calle, cordón y vereda", dice Silvia. Les pone nombre de personajes: a una perra flaca y esbelta la llama "La Chiqui", en homenaje a Mirtha Legrand. 

Su recomendación es clara: “No los compres, salvá una vida y tu mascota sabrá cómo recompensarte”. Para eso armó la página www.amoresenadopcion.blogspot.com.ar, donde sube fotos de cada uno de ellos y cuenta algunas de sus historias para que los posibles adoptantes los conozcan.

Cada vez que un nuevo perro llega a la casa de Silvia, ella lo lava, le saca las pulgas y garrapatas, lo castra y vacuna. “Lo primero que hago es asearlos, después los llevo al veterinario para verificar que estén bien y que no les falte nada”, asegura. Y agrega: “Algunos requieren atención veterinaria, muchos de ellos tienen heridas graves que necesitan ser curadas con urgencia”. Así salvó la vida de muchos. 

Con paciencia y dedicación, Chirino se levanta todos los días muy temprano y comienza a sacar los papeles que ensucian los animales, da algunos baldazos de agua con lavandina para higienizar la casa y sale con los que quieran dar una vuelta manzana: unos van sueltos y otros, con correa. Una vez por semana sus amigas “bicheras” la ayudan a bañarlos a todos. Llenan fuentones con agua, los enjabonan y cepillan. “Terminamos muy cansadas y todas empapadas”, dice entre risas.

Además, antes de su segundo paseo les da alimento balanceado. Cada uno de ellos tiene una comida especial según su edad y su situación. Esto hace que los costos sean altos, por lo cual Silvia recibe donaciones. Todo es bienvenido, desde plata hasta sábanas, frazadas y colchones que le permitan mejorar la calidad de vida de todos los animales que protege. “Cuidarlos es una tarea difícil, pero también hermosa”, asegura.

Clarín

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