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jueves, 11 de septiembre de 2014

El nexo entre maltrato a los animales y violencia hacia las personas.

octubre 4, 2012 por Equipo Psicoloquio

Aprovechando que hoy se celebra el Día Mundial de los Animales (y de San Francisco de Asís, patrón de los animales), retomamos un tema que se ha estudiado en áreas científicas específicas, pero cada vez más comienza a recibir más atención en círculos más amplios.

Análisis desde la sociología, psicología y criminología durante los últimos 25 años muestran que los perpetradores de crueldad animal con frecuencia no paran con víctimas animales. Muchos continuarán cometiendo actos de violencia contra seres humanos. 


El Grupo para el Estudio de la Violencia hacia Humanos y Animales ha establecido que las personas violentas hacia los animales eventualmente pueden serlo con otras personas. Se ha comprobado el nexo entre maltrato animal y violencia doméstica y en muchas ocasiones, la crueldad hacia los animales es un signo psiquiátrico. Adultos que atacan a niños pueden tener antecedentes de maltrato animal, antecedentes a los que no se les otorga el peso necesario hasta que es demasiado tarde. Con base en la evidencia recabada hasta hoy, es esencial comenzar a considerar el maltrato animal como indicador de riesgo social (el enlace y las negritas son nuestras):


Los primeros estudios que correlacionan maltrato animal con potenciales conductas problemáticas datan de 1961, donde este se incluía en una triada de signos indicadores de violencia. Posteriores estudios observaron en grupos reducidos, presos y niños maltratados, de forma retrospectiva, la presencia de situaciones de maltrato o de crueldad hacia los animales, dichos trabajos siguen siendo los más citados en respaldo de esta relación, si bien no dejan de tener algunos defectos metodológicos y presentan limitaciones en cuanto a su validez.

Otros maltratos hacia los animales como el abandono de los mismos, no está cuantitativamente asociado a otras conductas antisociales, pero es preciso ya tener en cuenta que el hecho de abandonar un animal que está bajo nuestra custodia, ya es, no sólo un indicio, sino un hecho que altera la convivencia en una sociedad.

[...] deportes como las carreras de galgos pueden tener un componente naturalístico, pero al mismo tiempo no sólo a veces mimetizan la violencia, sino que en algunos casos la reproducen, lo cual al igual que en el caso de otros deportes puede ser indicador de conductas antisociales.

Campos donde existe mayor evidencia respecto a la correlación entre maltrato animal y maltrato en el ser humano:

• Presenciar o perpetrar maltrato animal en la infancia puede desembocar en patologías sociales en la edad adulta.
• El maltrato animal puede indicar maltrato hacia las personas en edad infantil.
• El maltrato animal es un recurso de poder en la violencia de género.
• El tratar de evitar el maltrato animal dificulta el refugio de la persona maltratada.
• El atesoramiento de animales suele coincidir con situaciones de aislamiento social.

A pesar de ello, mucho del maltrato hacia los animales es culturalmente aceptado. De aquí surge el concepto de especismo, la consideración o trato desventajoso de quienes no pertenecen a una determinada especie. Las industrias de la moda, alimentación, entretenimiento, arte, trabajo, deportes y tradiciones se valen de los animales como recursos a explotar sin consideración, privándolos de libertad, manteniéndolos en situaciones de gran crueldad o negligencia, y quitándoles la vida de los modos más cruentos una vez se consideran “inservibles” (en Occupy For Animals se ahonda en cada una de estas industrias, el contenido es fuerte).

El caso de España y su uso de los toros para entretenimiento es un ejemplo de lo arraigado del pensamiento ambivalente sobre los animales, donde son altamente “valorados” en nombre de la tradición, mientras son destruidos con gran crueldad (como en las corridas de toros -enlace a video, no recomendado para personas sensibles- y otras festividades que implican acosar, lancear, ahogar o quemar vivos a toros y novillos):


Vivimos en sociedades en las que la moralidad vigente establece una frontera radical entre los seres humanos y los demás animales. Se considera de forma común que solo los humanos deben ser respetados. Se piensa por defecto, cada vez que se habla de cualquier cuestión de carácter ético o político, que de lo que se habla es de cómo hemos de actuar hacia los seres humanos.


En los últimos años, más y más investigaciones encubiertas sacan a la luz las torturas que animales sufren en circos, laboratorios, criaderos y granjas (de foei gras, de laindustria láctea), mataderos, entre otros. Ante la gran demanda de productos animales, por ejemplo, las cadenas de comida rápida utilizan métodos de producción brutales, y en muchos casos, el abuso asociado es indescriptible:


Con 200 horas de metraje, recopiladas a lo largo de 72 días, Igualdad Animal ha mostrado recientemente la crueldad y grave negligencia en una granja de cerdos, la Harling Farm, en Norfolk, Reino Unido. Las imágenes y el vídeo son, simplemente, de un horror inaceptable. Pido disculpas por su inclusión (y no tienen por qué mirarlos), pero todavía hay gente que niega que dicho trato se produzca actualmente. Esto sucede realmente, y esta granja es la típica de tamaño medio, con más de 3.000 cerdos y 370 cerdas de cría, 160 de los cuales se envían al matadero cada semana.
Algunos de los hallazgos de esta investigación incluyen:
- Los lechones que habían sido recientemente separados de sus madres eran lanzados varios metros por los aires por sus patas y orejas, siendo golpeados contra el suelo.
- Los cerdos que eran reacios a caminar eran abofeteados, pateados y golpeados hasta la sumisión usando tablas, barras y varillas de hierro de puertas; los trabajadores rascaban un cuchillo en la espalda de los cerdos para obligarlos a moverse.
- Las constantes palizas provocaban en los cerdos abrasiones en la cara y en otras zonas del cuerpo. Se les insultaba a la vez que se les golpeaba. Un cerdo fue golpeado con una tubería hasta sangrar por el hocico.
- Cerdos heridos o enfermos que eran abandonados a su suerte sin atención veterinaria. Los prolapsos rectales y vaginales eran ignorados hasta que se volvían putrefactos y se caían de modo que los animales pudiesen ser enviados al matadero. También se observaron cerdos con dificultad para caminar con heridas en los hombros, articulaciones infectadas o heridas y con parálisis parcial.


Estas denuncias en ocasiones tienen resultados concretos (por ejemplo: McDonald’s anula compras por maltrato animal), pero en su mayoría estas situaciones siguen siendo invisibilizadas. El que alguien viole y mate a una perra puede sonar como algo más o menos espantoso pero irrelevante, por ser sólo “un perro” y porque es un crimen que se comete a diario con seres humanos, pero las implicaciones de un hecho de esta naturaleza han sido ignoradas por mucho tiempo.

Los activistas por los animales tienen tácticas de protesta y ataque que buscan no reproducir la violencia del acto que se denuncia, pero a la vez intentan interrumpirlo o detenerlo de modo real o simbólico, como saltando al área adonde se está llevando a cabo el espectáculo, tirando harina a quienes visten pieles, etc. En algunas ocasiones, algunos de estos actos de activismo pueden resultar chocantes para el espectador, porque implican que una persona se coloca en la situación de suplicio del animal.

El caso de la joven que fue laceada y arrastrada en un rodeo, por protestar contra el maltrato hacia terneros, muestra la facilidad con la que se puede pasar del maltrato de animales al maltrato hacia personas, y la facilidad con la que se justifican ambas:


Una mujer que protestaba contra el maltrato animal en la medialuna del Estadio Nacional fue laceada el fin de fin de semana por los jinetes que participaban en el rodeo y que la arrastraron fuera del recinto.
La joven de 16 años, de nombre Constanza, aseguró a la estación televisiva que la experiencia fue una de las más traumáticas de su vida, ya que a raíz de una protesta pacífica acabó siendo “brutalmente agredida”.
“Estaba bastante acalambrada, me dolía toda la espalda, porque me habían pegado con unos cueros, los pies me dolían, tengo una esguince y el brazo que me amarraron estaba muy hinchado”, señaló.
En tanto, Alfonso Rivas, director de la entidad encargada de la organización del evento, la Federación de Rodeo Chileno, lamentó lo sucedido, pero al mismo tiempo justificó la actitud de los jinetes. “Encuentro en alguna medida razón a la reacción. Es lamentable, por ambas partes”, manifestó el dirigente al mismo medio.

El considerarse con el derecho absoluto de utilizar a otro ser vivo como se le plazca parece ser un factor de alto riesgo para atacar personas, sobre todo las que se interponen ante este “derecho”. Ocurre en la lucha contra la tauromaquia (“un joven fue bañado de orines y lodo que aventaron los defensores de la fiesta brava“; se invita a los antitaurinos a ser lanceados en lugar del toro); ocurre que dueños de circos agreden a quienes protestan contra ellos (1, 2). Ocurre también que los animales en refugios pueden ser asesinados para amedrentar a quienes se dedican a su cuidado (caso en España; caso en El Salvador). Muchas víctimas de violencia intrafamiliar son chantajeadas con sus mascotas, lo que puede evitar o retrasar su huida: “los veterinarios pueden reconocer un abuso deliberado hacia los animales, sospechar que se extiende a humanos, pero no saber cómo proceder” (En Kansas abrió el primer refugio para mascotas de víctimas de violencia intrafamiliar). 


El papel proactivo que puede tener el desarrollo adecuado del vínculo con los animales es facilitar la promoción de la empatía, como medida “preventiva” en entornos sociales como el ámbito educativo. Aumentar la empatía hacia los animales disminuye la probabilidad de conductas violentas en la escuela. La relación con los animales está empezando a tener un papel de efectividad confirmada en el campo de las terapias asistidas, e incluso el reforzar el vínculo ser humano/animal disminuye el riesgo social en situaciones desestructuradas, pero no debe limitarse a casos o situaciones concretas. El desarrollo de hábitos de convivencia, el fomento de la tenencia responsable, el aportar recursos para que el ciudadano decida de manera informada, puede aportar recursos a la salud pública.


No hace falta que todos nos convirtamos en activistas por los animales. Basta con que se les respete. Con frecuencia escuchamos que sería mejor ocuparse de los problemas humanos que de los problemas de los animales; que si los esfuerzos invertidos en los segundos se invirtieran en los primeros, este mundo sería mejor. Pero los problemas de los animales han sido causados precisamente por los humanos, y aun así seguimos considerándonos muy lejos del impacto que causamos. Pero no es gratuito que seres humanos y animales se ubiquen en un mismo reino, y toda la evidencia recabada hasta hoy demuestra que las estructuras biológicas que explican capacidades relativas a la conciencia son compartidas por muchas especies (nos atrevemos a decir que por todas, pero habrá que esperar).

Tratamos con condescendencia a los animales por ser incompletos, por su trágico destino de haber tomado una forma tan inferior a la nuestra. Y en ello erramos, y erramos grandemente. Porque el animal no debe ser medido [con los estándares] del ser humano. En un mundo más viejo y más completo que el nuestro, ellos están en su forma final, completos, dotados con extensiones de los sentidos que nosotros hemos perdido o nunca obtuvimos, viviendo por voces que nosotros nunca escucharemos. Ellos no son nuestros hermanos, no son nuestros subalternos; son otras naciones, atrapadas con nosotros en la red de la vida y el tiempo”.

Henry Beston.

fuente: psicoloquio.net

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