Pig es el nombre de esta perra de ocho meses. La mujer que la encontró planeaba sacrificarla hasta que conoció a Kim Dillenbeck, quien decidió adoptarla. Dillenbeck asegura: “Se creó un lazo entre [Pig y yo] de forma inmediata. Decidí que tenía que estar con ella o ayudarla a encontrar un hogar”. Kim prefirió quedarse al lado de Pig.
La cachorra no tiene un fragmento de espina dorsal, le faltan algunas costillas, “su cadera y sus articulaciones rotan en posiciones incorrectas”. Esto significa que, si su peso llega a aumentar mucho, sus órganos podrían ser comprimidos. Según Kim, “Pig no sabe que hay nada malo con ella”. Pueden verla jugar en el video a continuación:
Desafortunadamente, “Pig sigue aumentando de peso. En este momento podría subir otros 10 kilos y eso podría matarla”, asegura Dillenbeck, quien confiesa que se siente muy afortunada de tener a su adorable mascota a pesar de que su vida será más breve que la de un perro normal.
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